Elecciones 2024
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Dos años de aquel domingo largo en el que todo México esperaba tener un nuevo presidente, un renovado jefe de Estado que tomara la batuta de las múltiples problemáticas sociales, económicas y políticas.

Al menos en mi caso, ese día lo recuerdo perfecto. Fue como despertar con el nervio en el estómago como si fuera a jugar la selección, o como si nuestro país fuera a ganar o perder una competición importante.

En fin, la historia la sabemos y hoy se cumplen dos años de ese domingo en el que familias se fracturaron y amistades dejaron de frecuentarse. La polarización que ya había sido tema durante el tiempo de campaña, se hizo más fuerte.

A dos años de decepcionar a muchos de sus seguidores, de continuar con un discurso de división, de polarizar a la sociedad, de obligar a decidirse estar entre los del bando que lo apoyan y los que no.

De posicionar palabras como corrupción, neoliberales, fifís, pobreza, bienestar, el pueblo, impunidad, los ricos, los pobres, honestidad, y otras tantas más, continúa dando de qué hablar.

El pasado lunes se celebró el primer año de la Guardia Nacional en Campo Marte, un evento que sin duda despliega orgullo Nacional, con los más de cientos de elementos agrupados por el campo verde y reluciente. El sonido del Himno Nacional y la Bandera Nacional que se hondea siempre enchina la piel de cualquiera

Al menos, cuando tuve la fortuna de presenciar eventos de este talle estando trabajando para el expresidente Enrique Peña Nieto.

Dentro de toda la dinámica que guardan estos eventos, el fotoperiodista Héctor Alfaro pudo captar al presidente Andrés Manual dormitando.

Se dice que el hombre es capaz de controlar su rostro y puede utilizarlo para transmitir mensajes, o reflejar su carácter. Entonces después de ubicarlo siempre ante el micrófono en las mañaneras con una sonrisa de lado y provocadora, lo notamos así: dormido.

Cansado, desubicado, desinteresado, no hay mirada, no hay atención, no hay energía para mirar a quienes llevan horas de pie para rendirle lealtad como elementos de la Guardia Nacional.

Su mano izquierda sostiene su cabeza completa, sus ojos están cerrados, su piel es atraída por la gravedad hacia la mesa donde seguro tiene alguna hoja o apunte.

Habrá varios fotoperiodistas que debieron de haber captado este momento, pero al menos no se hizo viral, porque nadie lo mostró, a excepción de Héctor, quien tiene un ojo y paciencia para observar a detenimiento los movimientos de cualquier presidente.

Porque así como captó al actual presidente, así también captó en varias ocasiones a Peña Nieto en distintas posturas que no le favorecían del todo y que eventualmente se volverían memes.

Un Andrés Manuel que también se cansa, que se deteriora, que tiene un momento del día en que se agota, pero que lamentablemente no debería de demostrarlo a la hora de que la nueva corporación de Seguridad, cumpliera su primer año, y sobre todo que surgiera por su mandato con la tarea de eliminar a la Policía Federal.

Su postura y actitud no dictan disciplina, ni profesionalismo, ni mucho menos respeto a su papel de Oficial ante los elementos. La falta de contacto visual denota una indiferencia por la presencia del otro, como lo diría Jean Paul Sartre.

Establecer contacto visual o no hacerlo puede cambiar enteramente el sentido de una situación, hasta el equipo de protocolo de un jefe de Estado lo sabe y debería de tenerlo claro, hay posturas que se hacen y otras que nunca se pensaría hacerlas.

El rol de un presidente es exhaustivo, por algo el físico de todos demuestra un deterioro gradual al finalizar su mandato, pero la exigencia es diaria y esto debería de ser una llamada de atención para que su gente cuide los detalles que lo hacen ver débil y extenuado.

Al menos, allí está la foto.

Crédito: Héctor Álfaro (Facebook)

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Crédito: Héctor Álfaro (Facebook)