Aunque el reporte revela que el alza en las tasas de interés y el creciente nivel de endeudamiento no han generado un problema de incumplimiento, se antoja difícil que los hogares estadounidenses puedan mantener este ritmo de consumo financiado con deuda cada vez más cara
Hace unas semanas, el departamento de investigación y estadística de la Fed de Nueva York publicó su reporte trimestral de Endeudamiento y Crédito de los Hogares en Estados Unidos. El reporte contiene información muy interesante y relevante dado el contexto actual de tasas de interés e inflación altas y señales de desaceleración en algunos sectores de la economía.
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La primera conclusión es que los niveles de endeudamiento de los hogares siguen aumentando a pesar del endurecimiento en las condiciones de otorgamiento de crédito por parte de los bancos y el encarecimiento generado por el incremento en las tasas de interés.
En el primer trimestre de este año, el endeudamiento total de los hogares registró un crecimiento de 0.9% con respecto al cuarto trimestre del año pasado y de 8% en los últimos 12 meses. Esta aceleración implica un crecimiento en el endeudamiento total de los hogares de 20.5% con respecto al nivel pre-pandemia al cierre del 2019.
El componente más importante de deuda para los hogares es el crédito hipotecario, que representó 71% del saldo. Sin embargo, este rubro es el que menos ha crecido en el último año –tan sólo 1%– como consecuencia de una fuerte desaceleración en el otorgamiento de créditos hipotecarios nuevos.
Esto es principalmente una consecuencia del incremento en las tasas de interés para créditos hipotecarios de tasa fija, que en el caso del plazo de 15 años pasaron de 2.3% al cierre de 2021 a casi 6% al cierre de la semana pasada, mientras que para el plazo a 30 años el incremento fue de 3.11 a 6.6 por ciento.
El incremento en el saldo total de la deuda de los hogares se explica principalmente por un fuerte aumento en el balance de tarjeta de crédito que ha crecido 17% en los últimos 12 meses.
Adicionalmente, el saldo de tarjeta de crédito en el primer trimestre de este año se mantuvo sin cambios con respecto al del cuarto trimestre del año pasado. Esto es totalmente atípico ya que los hogares suelen reducir el saldo de sus tarjetas durante el primer trimestre de cada año.
Este fuerte incremento en los niveles de endeudamiento vía tarjeta de crédito va de la mano de un importante decremento en los niveles de ahorro de los consumidores.
Durante el encierro de la pandemia, los hogares redujeron sus niveles de consumo y al mismo tiempo recibieron estímulos fiscales importantes, lo cual incrementó su capacidad de ahorro.
Sin embargo, a partir de la reapertura de actividades, los hogares entraron en un boom de gasto en consumo, que, combinado con la escasez de productos por las disrupciones en las cadenas de suministro, contribuyeron al fuerte repunte en la inflación.
Los consumidores han logrado mantener este nivel de gasto, primero comiéndose los ahorros de la pandemia y ahora recurriendo al endeudamiento vía tarjeta de crédito.
A pesar del considerable aumento en los saldos de deuda en tarjeta de crédito y el fuerte aumento en las tasas de interés que cobran las tarjetas –la tasa promedio de tarjetas de crédito a nivel nacional en EU pasó de 16.1% en diciembre del 2021 a 20.6% la semana pasada– la cartera vencida se ha mantenido en niveles históricamente bajos e inclusive por debajo de los observados antes de la pandemia.
El saldo de la cartera vencida total de los hogares fue 2.6% al primer trimestre de este año en comparación con 4.7% al cierre del 2019. Mientras tanto, el número de consumidores declarando bancarrota en el primer trimestre alcanzó 102,000, y aunque la cifra no representa un aumento considerable, este es el primer trimestre desde el segundo trimestre del 2021 que la cifra supera 100,000.
Aunque el reporte revela que el alza en las tasas de interés y el creciente nivel de endeudamiento no han generado un problema de incumplimiento, se antoja difícil que los hogares estadounidenses puedan mantener este ritmo de consumo financiado con deuda cada vez más cara.