Exigir un incremento en el salario mínimo siempre será una petición muy popular. Ese clamor ha mantenido durante muchos años encumbrados a muchos líderes sindicales que, aunque no lo logran, sí se han perpetuado con el mismo grito desgarrador. Igualmente sirve cuando hay que cubrir los enormes pendientes de una gran ciudad. Cuando sube la … Continued
Exigir un incremento en el salario mínimo siempre será una petición muy popular. Ese clamor ha mantenido durante muchos años encumbrados a muchos líderes sindicales que, aunque no lo logran, sí se han perpetuado con el mismo grito desgarrador.
Igualmente sirve cuando hay que cubrir los enormes pendientes de una gran ciudad. Cuando sube la inseguridad, cuando hay caos vial, si no sirven muchas cámaras de videovigilancia y si el transporte público vive en la anarquía, sirve mucho una bandera en pro del aumento a los salarios mínimos, aunque no sea un asunto que competa a la oficina de un gobernante local.
Este uso con fines proselitistas, que también hacen muchos comunicadores, tiene una bondad que hay que reconocer y hasta aplaudir: no ha permitido que el tema se muera, aunque tampoco ha gozado de cabal salud.
Son ahora los empresarios agrupados en la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) los que han retomado el tema del aumento a los salarios mínimos, aunque el impacto mediático del anuncio es superior a la letra pequeña del prometido 20% de incremento.
El hecho de que la Coparmex arrebate la bandera de los salarios mínimos tiene varios propósitos que pueden ser casuales o no. De entrada, estamos hablando de la voz de uno de los participantes del debate de este ingreso dentro de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos, por lo tanto hablamos de quien tiene voz pero también voto.
Otro rebote está en la buena imagen y liderazgo de este sindicato patronal en el mundo de las organizaciones del sector privado. En la grilla interna de la cúpula empresarial, hoy aumentaron los bonos de la Coparmex, mientras bajaron los del Consejo Coordinador Empresarial que le puso algunos peros a la medida propuesta.
Pero hay más, con la bandera del aumento a los salarios en el terreno de los patrones se desactiva el argumento de campaña de la llamada izquierda progresista y acerca una resolución de alta popularidad a las fechas de elección de los candidatos presidenciales. Ese amor se vende caro.
Ya en el terreno práctico, los fuegos artificiales lanzados por la Coparmex en este mes de noviembre del 2016 implicará un pequeño petardo de un aumento no más allá de 4.5% para diciembre y después tener que esperar la espectacularidad de 22% prometido para el verano del próximo año.
Es muy probable que para el 1 de enero del 2017, el salario mínimo en México esté en torno a los 76.30 pesos, no a los 89.30 que ahora puso sobre la mesa la Coparmex.
Y esto no será un capricho, sino un freno que impone la falta de completar el proceso legislativo de la Unidad de Medida y Actualización que no acaba de quedar definida.
La buena noticia es que con el pronunciamiento de los patrones de la Coparmex, con la reacción de las organizaciones sindicales y del gobierno federal, el tema deberá encontrar a partir del modesto aumento de diciembre una ruta crítica rumbo a un aumento sustancial.