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Mi posición no es nueva, desconocida ni coyuntural, tengo tiempo afirmando que la producción, la venta y el consumo de la mariguana se debe controlar y no dejarla como está hoy con todas las ventajas para bandas criminales. Antes de desarrollar mis razones quiero dejar constancia de la admiración a la tenacidad y a la creatividad de las cuatro personas que lograron el amparo para producir mariguana para su consumo, eso abre una puerta grande, muy grande, para un debate que ellos mismos ya tenían años realizando foros, escritos, libros y alianzas, propuestas y conferencias, que había logrado sumar a su causa a varios académicos, intelectuales, luchadores sociales, periodistas y políticos, sus nombres: Josefina Ricaño de Nava, Juan Francisco Torres Landa, José Pablo Girault y Armando Santacruz, todos parte de una organización con muchos años de prestigio dedicada a presionar al gobierno por mejores políticas para el combate a la inseguridad (MUCD). La fortaleza del amparo logrado es ésa, que no lo hacen para fumar sino para cambiar políticas fallidas que aún se aplican.

Algunos opositores a la medida usan argumentos simplistas que son más consignas que argumentos, como “no quiero que mi hijo fume” o “quieren volver empresario al Chapo”, pero también hacen afirmaciones serias que estoy dispuesto a considerar como ciertas, por lo tanto considero que es válido afirmar: (a) la mariguana es la entrada a otras drogas más fuertes, y (b) la mariguana tiene el efecto de disminuir la capacidad de reacción de las personas.

Por lo tanto, coincidimos todos en que los objetivos de cualquier política que se tome deben ser “bajar el consumo de mariguana”, y en ese sentido analicemos:

1.- Las políticas actuales, después de décadas de utilizarse, no han logrado disminuir el consumo. Más de tres de cada cuatro mexicanos afirman que es fácil conseguir en donde viven un cigarro de mariguana y eso pasa de 80% cuando es el joven quien contesta. La mariguana está muy cerca de nosotros, bien distribuida en todo el territorio. Otras drogas más dañinas como el alcohol, el azúcar o el tabaco, todas más adictivas, han sido controladas por el Estado y se han realizado campañas exitosas para disminuir su consumo; así debería ser con la mariguana: el Estado debe tomar control y no dejarlo a la anarquía actual. Quien hoy quiera consumir mariguana ya lo hizo o lo puede hacer sin problema, sin esperar una legalización, ya es muy fácil.

2.- Para conseguir un cigarro de mariguana, que es con mucho la droga “ilegal” más consumida, una persona debe hoy acercarse a donde la vende un menudista, pero resulta que ese vendedor no sólo vende mariguana sino todas las otras drogas, de las cuales debemos alejar al consumidor; actualmente lo estamos exponiendo a que el vendedor lo motive a probar aquellas más adictivas, dañinas y costosas a las que no tendría acceso si le permitiéramos, por ejemplo, sembrar en unas macetas lo que quiera consumir o comprar en una tienda controlada su dosis personal; la prohibición no aleja al consumidor de las drogas fuertes, se las pone al alcance de la mano.

3.- ¿Que se requerirá presupuesto de salud? ¿Que deben instalarse mecanismos para evitar que se maneje bajo los efectos de la mariguana? Claro, todo eso costará dinero, pero ese dinero debe salir de los desperdiciados recursos que se usan en seguridad para que la policía persiga a consumidores y que los mantengan presos, todo ello ha mostrado su inutilidad.

Quitemos también las utopías: la inseguridad no acabará sólo con esta medida, tampoco esperamos que quien la consume deje de consumirla, para ello hace faltan políticas públicas de información y prevención que hoy no existen. No puede legalizarse la mariguana como cuando se hizo con el tabaco y el alcohol negando sus efectos y hasta promoviendo su consumo, debe permitirse pero con políticas donde el Estado asuma la obligación de advertir de los problemas que conlleva su consumo, al igual que lo hace con las otras drogas “lícitas” .

La despenalización y obligar al Estado a controlar el mercado de la mariguana arrebatándole el contenido delincuencial que la rodea es un hecho que llegará tarde o temprano, es una medida que apoyan muchos ex presidentes de países con el problema de narcotráfico. En México, nuestros últimos tres mandatarios, que vivieron el incremento de la inseguridad y saben de la inutilidad del prohibicionismo, apoyan la liberalización: Zedillo, Fox y Calderón; así lo manifiestan, y en el caso de Peña Nieto, a pesar de su postura personal, ha llamado a un debate serio al respecto. Mi posición es clara, y aunque nunca la he probado, reconozco el derecho de cualquier ciudadano a decidir si se emborracha, si consume 15 cucharadas de azúcar, si fuma una cajetilla de cigarrillos o dos churros de mariguana.
#PrayForParís #PrayForSiria

Que quede claro: NO es una guerra de Francia contra Siria, ni entre el mundo occidental contra el Medio Oriente; tampoco es una guerra contra musulmanes; los sirios no atacaron París y los musulmanes no son terroristas por ser musulmanes. La guerra es contra la violencia contra civiles, quien sea que la ejecute, y en ello incluyo a las potencias del mundo. Por ello no puedo estar de acuerdo ni con los atentados terroristas realizados por un grupo radical violento e inhumano, ni con bombardeos que se realizan a poblaciones civiles. No tengo la solución. Si las potencias tienen tanto poder, tanto dinero, tanta tecnología, es hora de usarlos para la paz.

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