Elecciones 2024
Elecciones 2024

Cuando usted lea esto se estará decidiendo en manos de quién quedará el mando de la nación más poderosa de la tierra. Hillary Clinton y Donald Trump se enfrentan en el show electoral más vacuo jamás presentado. Posterior a una campaña estridente, carente de ideas y abundante en lodo e insultos entre la Coca-Cola y la Pepsi Cola o, como expresó Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, hoy los ciudadanos estadounidenses escogerán qué prefieren: el cólera o la gonorrea.

Los protagonistas de la contienda comicial llegan a ella virtualmente empatados, aunque con una ligera ventaja para la señora Clinton, pero puede darse una sorpresa. (Al decir de algunos expertos, la sorpresa está dada cuando un proto-fascista, misógino, racista, embustero e ignorante millonario, como lo definió el periodista Mark Singer: “Aspiró a alcanzar y logró el lujo máximo: una existencia sin el perturbador rumor del alma” y está en el umbral de la Casa Blanca cuando ni siquiera debería de haber ganado las primarias del Partido Republicano).

Leí en Wikipedia que en el singular sistema electoral estadounidense el Presidente y el Vicepresidente son elegidos por sufragio indirecto y al ganador lo determinan los votos de los electores del Colegio Electoral. Los votos de Colegios Electorales son ejercidos en cada estado por un grupo de electores, cada uno tiene un voto de Colegio Electoral. hoy en día, con los electores comprometidos a votar por un candidato con anterioridad, aquellos electores que voten en contra del voto popular de su estado son llamados “electores deshonestos”, pero esto es muy raro que suceda. (No te comprometas, Wikipedia, que electores vemos mañas no sabemos). Las leyes estatales regulan cómo los estados escogen los votos de los colegios electorales (Leyes leemos operadores no sabemos). En todos los estados, a excepción de Maine y Nebraska, el candidato que gane la mayoría de los votos recibe todos los votos electorales del estado. (Lector, diga la verdad: ¿Entendió el sistema electoral gringo? Yo le confieso que no entendí ni mother).

En las elecciones del 2000 entre George Bush y Al Gore, éste, habiendo obtenido un mayor número de votos populares, perdió las elecciones porque tuvo menos votos en el Colegio Electoral. Gore logró 50’999,897 votos populares para 266 votos en el Colegio Electoral, mientras que Bush, con 50’456,002, consiguió 271. Uno más de los 270 votos necesarios en el Colegio Electoral para ganar las elecciones. Este fenómeno de perder ganando se ha presentado tres veces en la historia de Estados Unidos —me niego a llamarlo América—. Otra cosa, casi sin importancia de la ocasión aquí narrada: fueron los 25 votos del Colegio Electoral de la Florida los que le dieron el triunfo a Bush. Coincidentemente, en ese momento era gobernador de dicho estado Jeb, hermano de Bush. De no mediar los buenos oficios del hermano gobernador, los 25 votos hubieran sido para Gore y éste hubiera logrado 291 votos contra 246 de Bush.

Ahora resulta que el país que se ha erigido en el Policía de la Democracia en el Mundo, en casa tiene un sistema susceptible de ser trampeado; casi tan endeble como uno del tercer mundo.

Independientemente de la organización electoral que se practica en el país vecino del norte, existe un dato importante que arrojó una encuesta de CBS News/New York Times: Ocho de cada 10 votantes afirman que esta campaña los ha dejado asqueados en lugar de entusiasmados. Ambos candidatos son percibidos desfavorablemente. La mayoría del electorado los considera deshonestos.

Otro dato importante del show Clinton-Trump es que estos son los comicios más caros en la historia de los Estados Unidos. Según el reportero David Brooks, en la contienda presidencial, desde las primarias hasta el día de hoy el gasto alcanzará la suma de 2,551 millones de dólares.

Según algunos indicadores, el voto latino —especialmente de la comunidad mexicana a la que Trump ha insultado sin taza ni medida— así como el de jóvenes y mujeres puede constituirse en la salvación de Hillary al final de la confrontación. Sin embargo, habrá que enfatizar que en gran medida estos votos no son en apoyo de la esposa de Bill, sino para que Donald Trump pierda.

Aquellos que piensan que el triunfo de la señora Clinton va a ser un gran beneficio para México, de una vez les digo que no se hagan muchas ilusiones; cuando fue senadora se declaró contraria al paso ilegal de migrantes y votó a favor de la construcción de un muro en la frontera con México. También ha expresado que considera necesario revisar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

La única esperanza que brinda la elección estadounidense es, como lo afirma Noam Chomsky, que la derrota de Trump se convierta en una coyuntura en la que los movimientos sociales, encabezados por jóvenes, desde Ocupa Wall Street, la insurgencia electoral de Sanders, los movimientos de liberación negra, los ambientalistas y los indocumentados dreamers muevan el panorama político hacia la izquierda para obligar a Clinton a tener que responder a sus presiones para abrirse hacia un capítulo liberal después de detener la noche derechista.

Oí POR AHí

Existe en Estados Unidos una persona a la que la pasada administración Clinton le dejó un mal sabor de boca: Monica Lewinsky.