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Sell in May and go away es un adagio conocido en el ámbito financiero que sugiere que los participantes en el mercado deberían vender sus posiciones accionarias durante el mes de mayo y mantenerse alejados del mercado accionario hasta la conclusión del verano.

El adagio sugiere que el comportamiento del mercado accionario es más débil durante los meses de verano, sobre todo si el rendimiento ha sido bueno en los primeros cuatro meses del año.

La teoría toma como base algunos patrones históricos y estacionales observados en los mercados financieros. Aunque esta frase es simplemente un adagio y no una estrategia de inversión respaldada por datos sólidos o consenso en la comunidad financiera, podría no ser una sugerencia descabellada en la coyuntura actual.

En lo que va del año, el índice S&P 500 acumula una ganancia de 7.2 por ciento. Sin embargo, aún se encuentra casi 14% por debajo de su máximo histórico alcanzado a finales de diciembre del 2021. La recuperación de este año viene después de un retroceso de 18% en el 2022.

La recuperación ha sido muy volátil y dispareja. Entre el cierre del 2022 y el 2 de febrero de este año, el S&P 500 acumulaba un alza de casi 9 por ciento. Este incremento fue principalmente impulsado por la percepción de que la Reserva pronto dejaría de subir las tasas y que inclusive podría comenzar a bajarlas en el segundo o tercer trimestre.

Adicionalmente, el mercado comenzó a incorporar un escenario económico menos pesimista. Sin embargo, este rápido ascenso del mercado fue prácticamente borrado en las siguientes seis semanas y en especial durante la segunda quincena de marzo cuando la quiebra de Silicon Valley Bank hizo evidente los estragos causados por la agresiva alza de tasas por parte de la Fed en los bancos regionales.

No obstante, a partir de esa fecha, el S&P 500 ha tenido un alza prácticamente ininterrumpida, recuperando todo el terreno perdido en el bache de febrero-marzo, alcanzando un nuevo máximo para este año el 18 de mayo.

Esta recuperación fue impulsada por varios factores entre los que destacan: (i) la ágil y decisiva intervención de las autoridades financieras para inyectar liquidez, apuntalar a los bancos regionales, garantizar a los ahorradores, y evitando una crisis generalizada en el sistema bancario; (ii) las señales de resistencia en la actividad económica en general, desafiando todos los pronósticos de recesión; y (iii) la percepción de que la Fed ha concluido el ciclo de alzas y que pronto podría comenzar a reducir la tasa. Cada uno de estos factores tiene diferentes niveles de incertidumbre que los mercados parecen estar ignorando.

Aunque la Fed y las autoridades financieras intervinieron de manera adecuada y decisiva, la escasez de liquidez en el sistema de bancos regionales podría generar una menor disponibilidad de crédito, que sumada al encarecimiento de los préstamos derivado de la fuerte alza en las tasas de interés de referencia, podría tener un impacto que todavía no se ha dimensionado para el resto de la economía.

En cuanto al segundo factor, la fortaleza del mercado laboral hace pensar que aún bajo un escenario de debilidad económica mayor a la esperada, no estaríamos ante una recesión típica en la que la tasa de desempleo aumenta de manera importante.

Hay tal desequilibrio entre el número de vacantes disponibles y el número de personas buscando trabajo, que aún en caso de debilidad en la actividad económica, sería más lógico ver una disminución en el número de vacantes que un importante incremento en los despidos.

Sin embargo, en la opinión de este columnista el mayor riesgo de desconexión se encuentra en la trayectoria esperada para la tasa de interés de referencia. Hasta ahora, el mercado apuesta a que la Fed bajará la tasa en medio punto antes de que termine el año.

Dado este escenario, las tasas de largo plazo han registrado una baja importante. La tasa que paga el bonos del Tesoro a 10 años ha bajado de 4.05% a principios de marzo, a 3.7% actualmente.

En la opinión de este columnista, existe un riesgo importante de que la inflación no ceda tan rápido como quisiera el mercado y que la Fed no pueda bajar la tasa de corto plazo este año.

En este escenario, las tasas de largo plazo podrían tener un rebote, probando el techo de 4.20% observado en noviembre del año pasado (que representó un máximo para los últimos 14 años).

En un escenario como este, sell in May and go away no suena como una mala opción.