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Es muy importante que en la integración de un CFI participen profesionales con experiencia, capacidad técnica y personalidad impermeable a las presiones.

El Consejo Fiscal Independiente (CFI) no le gusta al secretario de Hacienda. En descargo de José Antonio Meade, este tipo de consejos no les gustan a los secretarios de Hacienda en ningún lugar del mundo. Los consejos fiscales independientes, cuando funcionan, son contrapesos reales de los ministerios de Hacienda. Su tarea es aplicar rayos X a las cuentas públicas; presionar para que se cumplan las metas fiscales y cuestionar el realismo de los objetivos en materia fiscal además de la pertinencia de las estrategias elegidas para cumplir esas metas. Hacer recomendaciones para que las cosas mejoren.

Meade Kuribreña ha dejado clara su posición. Lo ha dicho de buen modo y también molesto: él piensa que México no necesita un CFI. La oposición de Hacienda no ha sido suficiente para disuadir a los partidarios de crear este organismo en México. El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado, que encabeza Luis Foncerrada, ya empezó consultas para afinar la manera en que este Consejo debería funcionar en México. La Coparmex, presidida por Gustavo de Hoyos, dio a conocer su propuesta de CFI.

¿Ser o no ser? Los tiempos son propicios para la discusión, pero muy complicados para la implementación. A la discusión contribuyen algunos focos que se han prendido en el tablero de las finanzas públicas, por ejemplo el crecimiento significativo de la deuda pública (que ha superado 55 por ciento del PIB) y las dificultades del Gobierno para reducir el gasto público total. Sobre estos focos se han pronunciado las agencias calificadoras. Respecto a la pertinencia de la creación de un Consejo Fiscal han opinado favorablemente los expertos de algunos de los principales organismos financieros internacionales, como el Banco Mundial y el FMI.

Estar en el último tercio del sexenio puede hacer más complicada la creación de un CFI, porque no se trata de un proyecto del Gobierno actual. ¿Más complicado? Paradójicamente, el estar en la última parte del sexenio puede facilitar la puesta en marcha de este Consejo: no hay forma de que este organismo opere antes de que termine la administración de Enrique Peña Nieto. En otros países, la implementación ha llevado alrededor de cuatro años. Un CFI sería más bien un contrapeso para quien llegue a gobernar en el periodo 2018-2024… o más allá.

¿Qué características debe tener un CFI para funcionar? La más importante de todas es autonomía presupuestal, porque no debe estar sometida a la “benevolencia” de la entidad a la que debe vigilar, Hacienda. Un segundo requisito es su independencia respecto al Poder Ejecutivo, pero también frente al Poder Legislativo. Los trabajos de un CFI no pueden quedar a la merced de los intereses político-partidistas. Tampoco ser la cámara de ecos de la SHCP o la Presidencia de la República, por ello es muy importante que en su integración participen profesionales con experiencia, capacidad técnica y personalidad impermeable a las presiones.

Last, but not least, dice José Luis Escrivá: las recomendaciones de los consejos fiscales deben ser públicas, lo mismo que las respuestas del Gobierno a esas recomendaciones. Escrivá es presidente de la Autoridad Fiscal Independiente de la Unión Europea. Él es un partidario ferviente de los CFI, pero no un soñador. No sirven para hacer milagros, advierte.