Hoy, para terminar, planteo unas preguntas: ¿Qué va a pasar con el impresentable “líder” priista, Alejandro Moreno Alito?
El redactor de lo que usted lee no será carpintero pero sus trompos le bailan. Vaya este antiguo dicho popular para decir que aunque no presumo —por falta de méritos— de ser analista político, en el caso de las elecciones dominicales, desde el 19 de enero del presente año, predije, en estas páginas, los resultados que hoy sabemos. Transcribiré parte de la columna de ese día que tuvo por título: “Catafixia electoral: Coahuila por el Edomex”:
“Desde hace tiempo tengo la impresión de que la política a la mexicana es como la lucha libre donde los protagonistas del espectáculo se ponen de acuerdo antes de salir al ring sobre quién ganará y cómo será la lucha; a quien le toca el papel de rudo y a quien el de técnico. Algo que recurrentemente pasa por mi cabeza, producto de la observación de lo que sucede en la arena política, es que imagino a los dirigentes de los partidos intercambiando candidaturas, entidades y apoyos legislativos, como si fueran estampitas del famoso álbum Panini del futbol”.
“Yo sólo opino de oído, la única fuente a mi alcance es la que está frente a mi casa en el Jardín Pascual Ortiz Rubio, que desde hace algunos años perdió la alegría que le daba el agua sin que el alcalde Santiago Taboada haga nada para devolvérsela”.
“Una disgregación más, el verbo catafixiar derivado del sustantivo catafixia es un neologismo inventado por el niño más antiguo de la tele, Xavier López Chabelo (todavía estaba vivo N de la R) para designar el acto de intercambiar un premio ganado por otro que podría ser mucho mejor o que tal vez podría tratarse de una bagatela”.
“Dicho lo anterior abordaré mi teoría. Próximas como están las elecciones en dos de los tres últimos reductos priistas: el Estado de México y Coahuila, el panorama se ha vuelto incierto para Morena en el Norte donde fue designado candidato, mediante la encuesta del pueblo sabio cuyas iniciales son AMLO, el senador carbonífero Armando Guadiana, lo que provocó la inconformidad del subsecretario de Seguridad Pública, Ricardo Mejía Berdeja, quien renunció sin decir adiós y será lanzado por el Partido del Trabajo (PT) para competir con Guadiana, dividiendo el voto de la supuesta izquierda. Del otro lado la coalición Va por México, encontró un buen candidato: el joven ingeniero Manolo Jiménez Salinas, con arraigo coahuilense —dos veces alcalde de Saltillo—. Además la coalición PAN-PRI-PRD contará con un buen operador electoral, el gobernador Miguel Riquelme, del que se dice que entregará buenas cuentas de su gestión”.
“Mientras tanto en el Estado de México, donde cualquiera que sea el resultado por primera vez en su historia será gobernado por una mujer, se enfrentarán, integras, las dos coaliciones, Va por México con Alejandra del Moral como abanderada y Juntos Haremos Historia con Delfina Gómez que contará con el apoyo del gobierno federal”.
“Aquí es donde entra, sin más pruebas que mi intuición o mejor dicho mi imaginación, el sustantivo catafixia, para lo cual invito a lectoras y lectores a no olvidar que, mal que bien, el PRI apoyó, con cambios inocuos, la ley eléctrica. Además existe la incógnita si el gobernador Del Mazo —quien tiene un pecadillo en el clóset— apoyará al máximo a Alejandra o preferirá actuar de manera laxa como sus colegas de Oaxaca y Quintana Roo. Si así fuera la catafixia sería, el PRI y sus socios se quedan con Coahuila y la alianza que encabeza Morena con el Estado de México”. Esto fue lo que escribí.
Hoy, para terminar, planteo unas preguntas: ¿Qué va a pasar con el impresentable “líder” priista, Alejandro Moreno Alito? ¿Renunciará o será tan egocéntricamente necio que permanecerá en el partido hasta acabar con él? ¿Cuál es el futuro de Alejandra del Moral, una política joven, carismática, articulada y rescatable? ¿Qué embajada le darán a Alfredo del Mazo por sus méritos en campaña?