Elecciones 2024
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El último año del sexenio arranca con la gestión del gobierno siendo es un desastre en todas las facetas de la vida pública, salvo en la que el presidente lamenta no tener el control, que es en la prensa: la verdad es que salvo raras excepciones, tiene muy buena prensa.

Sí, el presidente acabó 2023 con el 55 por ciento de aceptación en la mayoría de las encuestas, pero resultó reprobado en todas las mediciones de su encargo, muy especialmente en seguridad, salud, economía, reducción de la corrupción.

Es de primaria concluir entonces que es popular porque la mayoría de los medios no lo critica a él y, a lo sumo, algunos medios muestran el mal rendimiento de la administración en ciertos resultados, pero sin achacarlos al culpable, que es él.

Los medios sepultaron el “Mexican Moment” del gobierno de Peña, al publicar todos el caso de corrupción de la Casa Blanca, facilitada a su entonces esposa por un contratista del gobierno. Jamás Peña pudo quitarse el cartel de corrupto.

En cambio, al actual presidente no le hizo ni cosquillas el caso de la Casa Gris, porque es tema básicamente de redes sociales, aunque es una lujosa residencia de un millón de dólares, en Houston, Texas, que un contratista del gobierno le facilitó a uno de sus hijos.

La Casa Gris es de un alto ejecutivo de Baker Hughes, empresa que ha recibido más de 150 millones de pesos en obras para Pemex. Sólo en un año, la empresa obtuvo más de 100 millones de dólares en ampliaciones de contratos.

De ocho asesores empresariales nombrados por el presidente, tres son dueños de medios: Ricardo Salinas (TV Azteca), Bernardo Gómez (Copresidente de Televisa) y Olegario Vázquez (Imagen TV y radio, periódico Excélsior).

Salinas, Gómez y Vázquez, junto con Francisco González (Milenio TV y diario Milenio), acompañaron al presidente a reunirse con Donald Trump, en el viaje que incluyó una cena en la Casa Blanca, y al cual fue invitado un reducido grupo de empresarios.

Algunos columnistas y comentaristas se expresan libremente y con contundencia, pero lo que marca opinión y tendencia son las portadas y los teasers, que son masivos. Los artículos y secciones de opinión son, en cambio, para consumidores de nicho.

Cuando el presidente se refiere a que “los medios” lo atacan, habla esencialmente de las redes, sobre las cuales le resulta difícil ejercer control. Sin embargo, los consumidores de noticias en redes son casi nada comparados con los de los medios tradicionales.

El presidente controla la conversación pública y se toma la atribución de orientar a los editores, en sus conferencias matutinas, sobre qué deben considerar noticia y qué no.

Y exhibe a la mala a quien lo le haga caso.