Sin embargo, a diferencia de otros políticos, el presiente no gasta en ostentaciones personales los millones y millones de que dispone: los gasta en mantener el poder, como dicta la escuela castrista que siguen Canel, Maduro, Ortega, Evo Morales, Lula
La friolera de 30 millones de votos con los que ganó este presidente transformaron a México para, al menos, el próximo cuarto de siglo: las leyes que se aprobó con esos votos son la base absolutamente legal en la que se sustenta su gobierno autocrático.
Por eso, el presidente puede usar como le dé la gana el dinero de nuestros impuestos, un dinero que le llaman “público” o “del erario”, pero nada de eso existe, porque los gobiernos no producen dinero: el dinero lo producen los gobernados.
De ahí que el presidente puede gastar, en lo que decida, los 15 mil millones de pesos de los fideicomisos de la Corte, ya que aquellos 30 millones de votos le dieron la mayoría en el Poder Legislativo para aprobarse la Ley de Austeridad.
La Ley de Austeridad le permite tener una partida secreta legal y disponer, por inspiración personal, del “dinero público”, llámase Presupuesto del Estado y destinarlo a lo que a él desee, sin tener que contar con nadie. Por ley: sin tener que aplicar la fuerza.
Y también puede disponer del dinero de los particulares si lo prefiere, eh, pues para eso aquellos 30 millones de votos le dieron la mayoría en el Poder Legislativo para aprobarse la Ley de Extinción de Dominio.
La Ley Nacional de Extinción de Dominio permite “disponer de forma anticipada” de bienes inmuebles, dinero en cuentas y efectivo incautados, sin esperar veredicto judicial, aunque después el acusado resulte inocente”.
Como sea, si algo sabe hacer el presidente es disponer del dinero al que le echa ojo: en el mismo arranque de su gobierno arrasó con los 350 mil millones de pesos del Fondo de Estabilización Presupuestal, que el Estado había ahorrado desde el año 2000.
Después echó mano de los 68 mil 400 millones de pesos que habían en 109 fideicomisos que fueron creados desde el año 2000, con fondos que generaban los rendimientos de cuentas bancarias abiertas con capital del gobierno y de empresas privadas.
Pero no cancela 178 fideicomisos que funcionan bajo su mandato y suman 557 mil millones de pesos, ni tampoco los dos fideicomisos del Ejército, que tienen 99 mil millones de pesos. Todo eso, según datos del gobierno, al 30 de julio de 2023.
Sin embargo, a diferencia de otros políticos, el presiente no gasta en ostentaciones personales los millones y millones de que dispone: los gasta en mantener el poder, como dicta la escuela castrista que siguen Canel, Maduro, Ortega, Evo Morales, Lula…
Lo explica su operadora financiera Raquel Buenrostro:
“Mejor hago un programa que diga ‘Becas a los Trabajadores Automotrices’ y me sale más barato gastar 150 mil millones de pesos, jajajajajaja”.
Las becas dan votos, los votos: poder.