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La reforma constitucional y los road shows han quedado atrás. Ahora sabremos qué tanto interés hay por invertir en el sector petrolero mexicano.

La competencia será entre 17 empresas y siete consorcios. Pemex no participará, pero estarán tres petroleras mexicanas: Diavaz, Petrobal y Sierra, cada una dentro de un consorcio. El premio es el derecho a explorar 14 bloques petroleros de aguas someras, en el Golfo, frente a Veracruz, Tabasco y Campeche. Ganarán aquellos que salgan mejor calificados en una fórmula que considera dos criterios: cuánto proponen compartir con el Gobierno mexicano y cuánto invertirán.

De los 14 bloques que se licitarán, seis tienen gran valor. Ocho podrían quedarse sin posturas dignas de considerarse. El valor de un bloque está determinado por la calidad del petróleo que se encuentre y por la probabilidad de lograr éxito geológico.

Éxito o fracaso. La apertura del sector energético enfrenta el momento de la verdad. ¿Cómo responderán los inversionistas privados a la invitación a arriesgar su dinero en el sector petrolero de México? Nuestro país es el último gran territorio en el mapamundi que se abre al sector privado para la exploración y explotación de sus recursos petroleros.

Una “colocación” de 40% de los bloques sería todo un éxito, considerando la experiencia internacional, la situación actual de la industria petrolera mundial y la calidad de los bloques que la Comisión Nacional de Hidrocarburos está poniendo en el aparador.

El éxito pleno de la licitación implica mucho más que alcanzar un porcentaje de colocación de los bloques. El proceso de asignación debe cumplir con los criterios más exigentes de transparencia e imparcialidad. En materia de visibilidad, una buena señal es que el proceso de entrega y apertura de sobres con las ofertas se trasmitirá en vivo por Canal 11, del IPN (podrán verlo en eleconomista.com.mx).

Lograr una buena “venta” de bloques a través de un proceso de asignación impecable son medios para alcanzar un fin: atraer proyectos de inversión de calidad que detonen el potencial del sector energético mexicano. México vive una caída de la producción petrolera. Pasamos de 3.4 millones de barriles diarios en el 2004 a menos de 2.3 millones en el 2015.

La Secretaría de Energía calcula que la primera fase de la Ronda Uno podría propiciar inversiones cercanas a 6,700 millones de dólares y generar 48,000 empleos directos. Las mayores inversiones se producirán en otras licitaciones posteriores… si ésta sale bien. En las próximas fases vendrán subastas para producción en campos terrestres y en aguas profundas. Esas licitaciones serán el campo de acción de las grandes empresas petroleras, como BP, Shell, Total, Exxon y muchas más.

La jornada de hoy, miércoles 15 de julio, es crucial porque marcará la forma en que los inversionistas y los observadores perciban la apertura energética. En juego está el prestigio de la reforma energética y de las instituciones que la conducen, principalmente la Comisión Nacional de Hidrocarburos y la Secretaría de Energía. Algunos de los 24 competidores que están participando en esta primera ronda lo hacen para medir de cerca el proceso, para ver cómo se comportan las instituciones a la hora de la definición. Ver de cerca es tan importante para ellos que invirtieron dinero, tiempo y talento para estar allí.

La reforma constitucional y el road show de promoción internacional han quedado atrás. Lo que sigue es cumplir con las expectativas. No quería decirlo, pero… sería imperdonable echar a perder esta oportunidad.