Elecciones 2024
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Empiezan como ocurrencias de algún legislador del grupo de la 4T o de algún funcionario menor que, aparentemente con buena fe, proponen disparates. Como usar el ahorro para el retiro o las reservas internacionales del Banco de México para pagar las deudas de Pemex o financiar los programas asistencialistas del gobierno.

No hay inocencia ni espontaneidad en esos planteamientos. Cumplen la ruta de la propaganda oficial de incluir los temas en la discusión de la opinión pública. Y el mecanismo es sencillo, alguno de los actores patrocinados de las conferencias mañaneras lanza la ofrenda al presidente Andrés Manuel López Obrador, quien responde que es una idea, una propuesta del pueblo y que habría que ver. En ese momento queda abierta la discusión, desde la presidencia, y sin que sea el presidente el que aviente la bomba.

Con ese mecanismo se han fraguado decisiones como la cancelación del aeropuerto de Texcoco, la consulta popular para supuestamente enjuiciar a ex presidentes o la iniciativa para terminar con la subcontratación laboral. Como propuestas del pueblo bueno que fueron simplemente escuchadas. Una farsa.

Pero la maestría que tienen en el gobierno federal para el uso de la propaganda, para marcar la agenda a su gusto y conveniencia, contrasta notablemente con la ignorancia de muchos de sus integrantes sobre los alcances de sus iniciativas.

Hay afectaciones por decreto, como cortar el aguinaldo de los burócratas que pasan por el nivel de obediencia ciega en la 4T, pero hay otras decisiones que primero tendrían que pasar por modificaciones constitucionales antes de que pudieran aplicarse.

Lo primero que hay que tomar en cuenta de la propuesta de usar las reservas internacionales del Banco de México para amortizar parte de la deuda de Petróleos Mexicanos es que la iniciativa no parte de un legislador de la 4T, de esos que salieron en la tómbola que usaron para completar las listas en las elecciones pasadas.

La propuesta parte de la Junta de Consejo de Petróleos Mexicanos, lo que deja ver muy bien en manos de quién está una empresa que está a punto de costarle la estabilidad a las finanzas públicas de todo el país.

El propio presidente Andrés Manuel López Obrador cree que los activos internacionales del Banco de México son “reservas de la nación” no del Banxico. Y ninguno de sus funcionarios, altamente preparados en materia financiera, se atreve a salir al reflector a frenar esas ideas y esas iniciativas.

No hay mayor discusión. La Ley del Banco de México es clara. Y si quiere este gobierno causar ese daño terrible a las finanzas públicas del país tiene que cambiar la ley o violarla. No hay más explicaciones que ofrecer, porque no generan diálogo con esos grupos.

Pero la discusión está en el freno que tanto las leyes como los órganos autónomos le pueden poner a esas ideas absurdas que se agolpan con esa bandera de buenas intenciones del pueblo.

Muchos organismos autónomos y de alta especialidad han sucumbido, empezando por el propio Pemex y no pocas instancias del sector energético.

Seguirán lloviendo ese tipo de iniciativas que se arroparán por la propaganda oficial, lo importante es que la institucionalidad del país resista lo suficiente.

De dónde vino la propuesta

  • La propuesta parte de la Junta de Consejo de Petróleos Mexicanos, lo que deja ver muy bien en manos de quién está una empresa que está a punto de costarle la estabilidad a las finanzas públicas de todo el país.
  • El propio presidente Andrés Manuel López Obrador cree que los activos internacionales del Banco de México son “reservas de la nación” no del Banxico. Y ninguno de sus funcionarios, altamente preparados en materia financiera, se atreve a salir al reflector a frenar esas ideas y esas iniciativas.
  • No hay mayor discusión. La Ley del Banco de México es clara. Y si este gobierno quiere causar ese daño terrible a las finanzas públicas del país tiene que cambiar la ley o violarla. No hay más explicaciones que ofrecer, porque no generan diálogo con esos grupos.