Elecciones 2024
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De nada sirvió que la Auditoría Superior de la Federación reconociera oportunamente un error metodológico al haber estimado que la cancelación de las obras del aeropuerto en Texcoco significó un quebranto a la nación superior a 300 mil millones de pesos. Pese a que admitió la equivocación y anticipó que la revisión en curso arrojará una menor pérdida, el presidente López Obrador psicoanalizó ayer: “Considero que hubo mala fe. Hubo motivaciones políticas…”.

¿Ignora que precisamente las motivaciones de la conducta son inescrutables?

Sigue convencido de que la ASF les dio a sus adversarios un arma “para afectarnos en la imagen del gobierno”.

El razonamiento es pésimo.

De tener motivaciones políticas para perjudicar a la 4T inflando intencionalmente las cuentas de las obras canceladas, la ASF, en vez de retractarse, se habría sostenido en la versión original, evitando quedar expuesta a la vergüenza pública.

En el supuesto de que lo que se buscaba era darle una bomba política a la oposición, para maldita la cosa el tan ridículo apoyo, pues casi de inmediato la propia ASF mojó la explosiva pólvora.

Al conjuro presidencial, las huestes morenistas en el Congreso se aprestan a levantar la hoguera para quemar al auditor superior de la Federación, David Colmenares, cuyo comportamiento ético jamás había sido puesto en duda.

Tema estelar de las administraciones de Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador, el nuevo aeropuerto internacional, abortado en Texcoco y trasladado a Santa Lucía, en el evangelio de la 4T, emblematiza la lucha entre el mal (dispendio y corrupción) y el bien (austeridad y honradez), lo que explica la airada reacción del Presidente.

“Solo tengo un tema que tratarles”, dijo a los reporteros en Palacio Nacional. “Voy nada más a proceder a desahogar mi tema y luego ya nos vamos con las preguntas y las respuestas. Miren, la Auditoría Superior de la Federación dio a conocer un informe y se aprovecharon nuestros adversarios, la prensa conservadora que defiende al régimen corrupto, para afectarnos en la imagen del gobierno, sobre todo en el caso de la cancelación del aeropuerto de Texcoco. Entonces, no creo, aunque existe la posibilidad de que hayan hecho mal las cuentas, aun así, sería lamentable que la Auditoría de la Federación hiciera mal las cuentas. Más bien, creo que se trata de una actitud politiquera, que buscaron dañarnos para complacer a nuestros opositores. No vamos a dejar pasar este asunto, porque está de por medio la dignidad…”.

Informó del envío de una carta a los diputados “para que se inicie una investigación”.

¡Chíngale!

En la ya innecesaria misiva se califica el informe de “tendencioso y falso”, sobre todo por la aseveración de que “el costo de no construir el aeropuerto de Texcoco ascendía a 331 mil 991 millones de pesos, cuando en realidad la cifra fue de 110 mil 807 millones de pesos, es decir, una tercera parte menos de lo publicado”.

De otro modo, ya chole. Ni que el quebranto a la nación fuera pa’tanto…