Operadores, ineptos para la ejecución. No hay duda de que este gobierno está dividido hasta hoy en dos momentos: el impulso negociador inicial que logró reformas inimaginables como la educativa o la energética y la etapa del fracaso de la implementación del cambio. Para tener un automóvil que gane una competencia se requiere de una … Continued
Operadores, ineptos para la ejecución.
No hay duda de que este gobierno está dividido hasta hoy en dos momentos: el impulso negociador inicial que logró reformas inimaginables como la educativa o la energética y la etapa del fracaso de la implementación del cambio.
Para tener un automóvil que gane una competencia se requiere de una persona especializada y otra que sea experta en manejarlo. Habitualmente son dos personas diferentes con especialidades específicas. El gobierno federal tiene algunos operadores exitosos en el proceso legislativo, pero ineptos en el terreno de la ejecución.
Si un grupo de personas afines a diferentes sindicatos del sector educativo (no me atrevo a llamarlos maestros) decide demostrar su poder político y económico con un plantón bien planeado y bien financiado sobre Paseo de la Reforma y el Monumento a la Revolución es porque sabe que de entrada tiene doblegada a la autoridad del propio Distrito Federal.
Aquí no hay pobrecitos profesores víctimas de una injusticia burocrática, hay un grupo que quiere mantener sus prebendas y prácticas ilegales, como cobrar sin trabajar, y para ello las leyes les estorban.
Durante muchos años estos grupos de poder han dominado muchas entidades, las más visibles son Guerrero, Oaxaca o Michoacán, pero son muchas más. En el caso de Oaxaca hay un claro modelo de impunidad e ingobernabilidad que todos fingimos no ver por considerarlo un problema local del anulado gobernador Gabino Cué.
Está claro que al secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet, se le ha salido de las manos la administración de la reforma educativa que tanto impulsó. No fue suficiente meter a la cárcel a Elba Esther Gordillo, cuando la oposición sindical tiene la patente de corso de pasar de la oposición a la impunidad.
Permitirles violentar a la sociedad y ceder a sus exigencias ilegales ante esa presión se convierte en una muestra de debilidad que lejos de apaciguar estos movimientos los alienta a llegar más lejos, al tiempo que otros grupos de presión copian el ejemplo y buscan también doblegar a la autoridad.
Si hoy pueden echar para atrás algunos de los controles básicos de la reforma educativa, mañana lo podrán hacer con modificaciones de la reforma energética o de cualquier otra cosa.
El Consejo Coordinador Empresarial actúa muy bien al hacer del combate a la corrupción y la impunidad su nueva bandera de exigencias. Una de las frases más virtuosas de esta organización es aquella que exige una reforma de los fueros, así como una condición indispensable en una democracia y en un Estado de Derecho.
Esa posibilidad de los manifestantes de tomar las calles, violar las leyes y doblegar a las autoridades es un fuero incompatible con un país de leyes.
Nadie en su sano juicio desea ver enfrentamientos en las calles entre la autoridad y las fuerzas policiacas, pero no somos pocos los ciudadanos que deseamos vivir en un país en donde no sólo se diseñen las reformas transformadoras que buscan mover a México, sino que se puedan cumplir.
La gran reforma estructural pendiente es respetar todo ese paquete de leyes existentes.
Minuto a minuto
