Elecciones 2024
Elecciones 2024

A muchos analistas se les olvida que antes de hablar del gabinete de la candidata ganadora de las elecciones presidenciales, primero debe ganar las elecciones del 2 de junio.

Es verdad que sí resulta relevante anticipar quién podría ocupar la posición de Secretario de Hacienda, sobre todo a la luz de la mala condición en las que quedarán las finanzas públicas.

Del lado opositor la baraja de candidatos es tan amplia y experimentada que seguro tendrían una muy buena recepción por parte de los mercados, lo que habría que ver es la estrategia, que sea creíble, para recomponer los equilibrios tanto en la relación gasto-ingreso como en la calidad del gasto.

Del lado oficialista, la pregunta es si se le puede quitar de las manos al presidente Andrés Manuel López Obrador el manejo del gasto público, porque ya anticipó que va a dejar instrucciones para quien le suceda.

El discurso de propaganda insiste que se han manejado con responsabilidad las finanzas públicas durante este sexenio que está por terminar. La realidad es que hasta los analistas alineados tienen dudas de la salud financiera nacional tras este 2024.

Lo cierto es que a lo largo de todo este régimen se han tomado malas decisiones de finanzas públicas que inevitablemente pasan factura.

De entrada, una de las primeras acciones financieras del gobierno de López Obrador fue dilapidar los fondos de contingencia. Después, la mala señal de la cancelación de la construcción del aeropuerto en Texcoco y el privilegio de obras de infraestructura con escasa o nula rentabilidad.

El gasto asistencialista sin padrones, ni controles y difícil regreso atrás.

Y, peor que eso, desmantelar los esquemas de corrección financiera tanto de Pemex y de la CFE para regresarlas al carril del dispendio contractual y de dependencia de los recursos públicos.

Durante los primeros cinco años del régimen, tres secretarios de Hacienda mantuvieron el equilibrio entre gasto e ingreso, pero no pudieron impedir que, desde Palacio, se dilapidara el gasto público.

¿Quién debe ser el próximo Secretario de Hacienda? Primero, alguien que tenga la confianza de los mercados, pero más importante que eso, que realmente se comprometa a reencauzar las finanzas públicas hacia su salvamento.

En materia de gasto público, López Obrador quiere dejar tres cosas, una carta de instrucciones sobre dónde seguir gastando, las asignaciones presupuestales que necesitan sus programas y de paso al funcionario que siga aplicando sus instrucciones.

Los Pre Criterios de Política Económica para el 2025, diseñados en Palacio Nacional, adelantan más recortes al gasto público programable para alcanzar un déficit público de 2.5% del Producto Interno Bruto (PIB) y estabilizar el saldo de los Requerimientos Financieros del Sector Público, la deuda, en torno a 50% del PIB.

Sin una propuesta de reforma fiscal que aumente los ingresos y sin un rediseño del destino del gasto público, lo menos importante será el nombre de quien encabece las finanzas públicas en un escenario de continuidad del régimen.

Un buen Secretario de Hacienda será aquel quien, además de tener reconocimiento por parte de los diferentes agentes económicos, tenga la capacidad de romper esa carta de instrucciones de López Obrador, tirarla al bote de la basura y recomponer con seriedad las finanzas públicas del país.