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Leí deslumbrado a mediados de los años noventa el libro Crónicas que matan, de la periodista colombiana María Jimena Duzán. Y lo releí para estudiar sus formas narrativas y descriptivas. Fue un libro esencial en esos tiempos en que me dedicaba a reportear y escribir crónicas, reportajes y entrevistas.

Desde entonces, cada que topaba con un texto de ella, lo leía con interés, confianza en el contenido y la gratitud de quien no olvida los libros que marcaron su formación. De ahí mi sorpresa con el artículo de Duzán publicado el sábado en la revista Semana, bajo el título “Delirio”, donde presenta a la señora Ángela Buitrago como la fiscal de hierro de Colombia.

Es la Ángela Buitrago del grupo de expertos de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos para el caso Ayotzinapa. Según el artículo, está en marcha en México una “feroz campaña de desprestigio en su contra”, encabezada por un tal José María Ortega. Primer error serio de Duzán al hacer un señalamiento de esa gravedad: se trata de José Antonio Ortega Sánchez, presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal, de sobra conocido por sus acciones y palabras severas contra medio mundo desde hace 20 años.

El móvil de Sánchez Ortega, de acuerdo con Duzán, es hacerle el trabajo sucio al Ejército mexicano para expulsar al grupo de expertos (absurda teoría de la conspiración: se irán en abril). Se serviría para ese objetivo, entre otros, del coronel colombiano Luis Alfonso Plaza, quien obtuvo la libertad absolutoria en diciembre luego de pasar ocho años en prisión por un asunto de desaparición forzada en su país promovido por la entonces fiscal Butrago.

Explica que el coronel vino a México en la segunda semana de enero (pésimo momento para ganar atención tras la captura del Chapo Guzmán) como parte de una “campaña de mentiras y distorsiones” contra la señora Butrago. Para ello se sirvió de una serie de entrevistas para recrudecer la campaña en contra de la ex fiscal. Una “fue con Ciro Gómez Leyva, donde en tono de advertencia dijo que había que tener mucho cuidado con esta señora ‘porque tenía intención de señalar a los militares y acusarlos de una masacre” (¡oh, primicia!). La entrevista en Radio Fórmula, por cierto, duró cuatro minutos y fue grabada el día anterior por la inobjetable reportera Miriam Moreno. La tomamos porque nos la ofrecieron como la primera que daría y nos pareció de relevancia noticiosa. Esa mañana del martes 12 de enero, por lo demás, tuvieron mejor espacio el señor Clemente Rodríguez, padre de Christian, uno de los 43 jóvenes desaparecidos de Ayotzinapa, y otros siete entrevistados. En fin.

Por todo eso, concluye Duzán, “la vida de la valiente ex fiscal está en peligro”. Y, deduzco, mi equipo y yo participamos en la maniobra criminal. Qué pobreza, qué decadencia. Se me cayó en pedazos un mito. Sé que hay malas tardes, textos flojos, maquinazos. “Delirio” va más allá: es chafa.

MENOS DE 140. Por no tener acta de matrimonio ella, ni de divorcio él, Emma Coronel no ha podido visitar al Chapo Guzmán. Y por lo visto, ni podrá.

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