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Los datos de Inversión Extranjera Directa (IED) que dio a conocer la Secretaría de Economía y que tanto presumió el presidente Andrés Manuel López Obrador deberían servirle para entender la responsabilidad que tiene sobre la conducción económica y no sólo para hacer un desplante neoliberal de un supuesto éxito de su administración.

Estamos muy lejos del mejor arranque económico de un sexenio. Las señales que manda este gobierno a los capitales no son las mejores. Pero la economía tiene una dinámica propia que debe entender a tiempo la 4T.

El registro preliminar de la IED habla de un aumento de 6.94% durante el primer trimestre, en la comparación con igual periodo del año anterior. Pero vale la pena que antes de festinar esto como un triunfo político, revisen que 83% de estos recursos se fue a la reinversión de negocios que ya existen y que por lo tanto se deben mantener.

Sólo dos de cada 10 dólares invertidos de 10,162 millones netos captados fueron para nuevas inversiones. Lo que implica que realmente pocos se animan a crear nuevos negocios y con ello a crear nuevos empleos.

¿Qué es lo que sí favoreció este incremento de la IED durante el primer trimestre del lopezobradorismo? Sin duda, la finalización de la negociación del acuerdo sustituto del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

El llamado T-MEC da certeza a los inversionistas extranjeros, en su mayoría estadounidenses, de que pueden confiar en que el gobierno de Donald Trump no frenará el comercio bilateral.

La incertidumbre sobre el futuro del comercio regional fue lo que tiró fuertemente las inversiones extranjeras durante la segunda mitad del año pasado. Eran los tiempos de las amenazas de terminar con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y de la imposición de barreras arancelarias al acero y al aluminio.

Hoy, los tiempos han cambiado. Ya hay acuerdo firmado. El encargado de facto de la relación comercial entre México y Estados Unidos, Jesús Seade, cree que estamos cerca de su ratificación. Y este gobierno está tan seguro de que todo fluye en Norteamérica que ya mandaron componer una canción para celebrarlo.

¿Qué es lo que no ayuda a atraer nuevos capitales? Sin duda, el divorcio con el sentido común en muchas de las decisiones de este gobierno.

No puede la 4T salir a presumir datos de inversión cuando apuñaló a los inversionistas con la cancelación de las rondas de licitación de la reforma energética y cuando mandó la señal de que se cancelaba una obra del tamaño del aeropuerto de Texcoco simplemente por un capricho sin argumentos válidos.

Ni la refinería de Dos Bocas, ni el Tren Maya abonan a la confianza de los que invierten.

Claro que los “otros datos” del comportamiento económico darán cuenta de un crecimiento boyante y al más puro estilo de los tecnócratas, los datos preliminares de la IED serán usados como evidencia de ello.

Pero la economía que proyectan los datos de los expertos de las instituciones del propio Estado nos dejan ver desaceleración.

El resultado de la Inversión Extranjera Directa al cierre del primer trimestre, pues, es un recordatorio de la obligación que tiene un presidente de conducirse dentro de los cauces de facilitar a los agentes económicos privados para que hagan su trabajo de impulsar la economía.

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