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No comenzará a retirar liquidez, sólo dejará de inyectarla masivamente.

La Fed dio a conocer el penúltimo anuncio de política monetaria del año, donde mantuvo la tasa de interés referencia sin cambio y anunció el final de su programa de estímulos monetarios no tradicionales –conocido como QE por su sigla en inglés–, con lo que concluye el experimento más grande de política monetaria en la historia económica.

Ambas decisiones estaban ampliamente descontadas por el mercado, pero la reciente desaceleración económica a nivel global y la turbulencia en los mercados financieros había abierto una pequeña rendija para que la Fed mantuviera el QE unos meses más.

Como hemos mencionado en este espacio, el fin del QE no quiere decir que la Fed comenzará a retirar liquidez del mercado, simple y sencillamente dejará de inyectarla de manera masiva y continuará reinvirtiendo los flujos que reciba en la forma de intereses y amortizaciones de principal del masivo portafolio de bonos gubernamentales e hipotecarios que ha acumulado.

En el comunicado, la Fed usó un lenguaje un poco más optimista de lo esperado en cuanto a la situación de la actividad económica en Estados Unidos, anticipando que mantendrá las tasas de interés en un nivel extraordinariamente bajo durante un periodo de tiempo “considerable”, pero reconociendo que está lista para subir las tasas antes de lo previsto si la economía muestra una mejoría mayor a la esperada en los próximos meses.

Lo más relevante del comunicado es que a pesar de la reciente debilidad económica a nivel internacional y el regreso de la volatilidad a los mercados financieros, la Fed parece estar un poco más optimista que en el pasado en cuanto a la situación de la actividad económica y el mercado laboral en Estados Unidos.

En ese sentido, la Fed reconoció que la economía de Estados Unidos se ha expandido a un ritmo moderado, impulsada por una recuperación en el consumo privado y en la inversión corporativa, pero con una mejoría tangible en las condiciones del mercado laboral, especialmente en la creación de empleo.

Asimismo, la Fed subrayó que a pesar de que la holgura en el mercado laboral ha venido disminuyendo gradualmente, las expectativas de inflación de mediano y largo plazo se han mantenido bien ancladas.

Como parte del comunicado, la Fed reconoció que la disminución en los precios de los energéticos en Estados Unidos –consecuencia directa de la caída en el precio del petróleo– ha contribuido a mantener la inflación por debajo del objetivo de largo plazo de 2 por ciento y además podría dar un impulso tangible al consumo.

Algunos expertos estiman que si el precio de la gasolina se mantiene en los niveles actuales, el consumo podría tener una contribución incremental positiva al PIB de casi 0.2 por ciento en el 2015.

En el comunicado brillaron por su ausencia las referencias a las posibles repercusiones sobre la economía estadounidense de la reciente debilidad en la actividad económica a nivel internacional y la apreciación del dólar. Sin embargo, es muy probable que cuando se publiquen las minutas de esta reunión se haga referencia a esta situación como una de las razones para mantener las tasas de interés en un nivel extraordinariamente bajo por un periodo “considerable” de tiempo.