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Tal y como quedamos, con la columna de hoy concluye el cuento de política ficción que comencé el martes pasado con el título de “Techo sólido para todos”. Aquí les voy:

IV

Con gran satisfacción, el gobernador Isidoro Escamocha, acompaña hasta la puerta de su despacho al presidente del Grupo Fipa, empresa de servicios múltiples, con quien hace unos minutos firmó el contrato para la construcción de la Unidad Habitacional Los Camotes, 3,000 departamentos de interés social de 60 metros cuadrados, con la que don Isidoro culminará la obra magna de su gobierno, el Programa Techo Sólido para Todos (Protesto, por su acrónimo).

Aunque el verbo culminar significa “dar fin o cima a una tarea”, en el caso que nos ocupa la culminación también es el principio, pues aunque el licenciado Escamocha va para su tercer año de gobierno no ha dotado de techo a nadie, excepto a su familia a la que hizo dueña de la Casa Rosa que en las Lomas del Chapulín le construyó y regaló el Grupo Fipa, empresa que ofrece sus servicios a varios gobiernos de la República, incluyendo al federal, y que debe su nombre al acrónimo formado por la primeras sílabas del nombre y del apellido del presidente de su Consejo de Administración, el ingeniero Fito Pachocha.

—Gobernador, ya quedamos —dice el señor Pachocha, extendiéndole la mano para despedirse.

-Ingeniero, y gracias por todo.

-En cuanto esté lista la casa de Mansiones del Obispado te aviso para que la ocupen Pepita y los niños.

-Gracias Fito y conste que esta vez no es un regalo, es sólo un préstamo, el día que se case mi hijo Segismundo te la devolvemos.

Con un abrazo sellaron el trato.

En cuanto el magnánimo Fito Pachocha abandonó el despacho, Isidoro tomó el teléfono para darle la buena nueva a Pepita. Mientras el gober habla con su segundo frente aprovecharé para decirles que Pepita Apachurro conoció a Isidoro cuando éste era secretario de gobierno de su antecesor Melquiades Menchaca y ella dirigente de una organización no gubernamental, se hicieron amantes y tienen dos hijos Hermenegildo y Segismundo, de cuatro y dos años, respectivamente.

V

En la sala de juntas del Grupo Fipa, el ingeniero Ceferino Piscacha y el arquitecto Toribio Alpuche le reportan al patrón del Grupo Fipa. En calidad de observador y escucha, permanece en el recinto el tesorero de la firma Marcelino Hucha.

Con todo respeto, ingeniero Pachocha, creo que esta vez el presupuesto está más castigado que de costumbre.

Pues es que como ustedes saben, hay que salpicar para todos lados. Pero ya saben el secreto: bájenle de calidad a los materiales.

Aun así, no está fácil la construcción de 3,000 departamentos en una zona tan lejana. El Boulevard Menchaca termina en la colonia Bosques del Desierto y para llegar a los Camotes son como 10 kilómetros de pura terracería. Se tarda mucho en llegar. Esa brecha la vamos a encarpetar cuando venga el señor presidente a la inauguración. Denle para adelante muchachos y déjenme solo con Marcelino. El ingeniero y el arquitecto salen de la sala de juntas.

—¿Qué hay Marcelino?

—Bien dijo usted ingeniero que hay que salpicar para todos lados. El diputado Jenofonte Chiras Pelas, presidente del Congreso local, quiere su moche. También me habló el secretario privado del señor presidente para decirme que hay que reportarse a la central.

—Eso ya es de ley.

—Virgilio Moronga, el secretario de gobierno, también pidió que no nos olvidemos de él.

El ingeniero Pachocha va a tomar el teléfono para ordenar que le bajen más calidad a los materiales, cuando entra una llamada que contesta el tesorero Hucha.

—Doña Virtudes, sí, aquí a sus órdenes. Lo tomaremos en cuenta señora. Mis respetos —el tesorero cuelga el teléfono y le explica a su patrón: hasta la primera dama quiere una rebanada de pastel.

VI

Señor presidente de la República don Facundo Mostaza, es para mi un honor el inaugurar la primera sección de la Unidad Habitacional Los Camotes, para que usted termine su periodo de gobierno con la satisfacción de haberle cumplido al pueblo. Como ustedes saben, esta unidad habitacional constará de tres secciones, las secciones Independencia y Héroes que están en el proceso de cimentación, y la sección Patria ya concluida y que hoy inauguramos. Consta de 20 edificios de cinco pisos con 10 departamentos por piso; es decir, vamos a entregar 1,000 departamentos, 1,000 techos sólidos para 1,000 familias. Le suplico a nuestro primer mandatario que corte el simbólico listón y que enseguida pasemos a conocer el departamento muestra que ya está amueblado y en el que, por cierto, esta noche vamos a dormir mi esposa y yo.

—¡Bravo¡ —gritaron los paleros. Doña Virtudes le echó unos ojos de pistola a su marido.

VII

A regañadientes, Virtudes aceptó pasar la noche en un cuchitril donde las recámaras son del tamaño de su clóset. “Sólo es una noche Virtudes”. “Me voy a dar un baño antes de dormir”. “No hay agua” “Trataré de conciliar el sueño”.

A saber si la pareja gubernamental concilio el sueño o no. Eso no lo sabrá nadie porque a las 4:45 de la madrugada un poderoso terremoto de 7.8 grados de la escala de Richter sacudió la capital del estado. La flamante Unidad Habitacional Los Camotes fue parcialmente destruida. La sección Patria se colapsó. No hubo sobrevivientes.