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Esta semana se publicaron las cifras de la balanza comercial correspondientes a abril, los datos del Indicador Global de Actividad Económica (IGAE) de marzo, la primera revisión a los datos del PIB del primer trimestre de este año y las cifras definitivas del PIB del 2019.

Los datos del IGAE y del PIB confirman que la economía venía acentuando su trayectoria descendente cuando llegó la pandemia mientras que los datos de la balanza comercial son la primera muestra de los datos de abril en donde se puede percibir el impacto devastador de la pandemia en la actividad comercial.

Las cifras del IGAE de marzo mostraron una caída de 2.3% con respecto a marzo del 2019. Aunque la caída fue menor a lo esperado –el consenso de expectativas se ubicaba en -3.5%– la cifra representa la mayor caída desde octubre del 2009. La comparación con respecto a febrero de este mismo año arrojó una caída en el IGAE de 1.3% a pesar de que marzo contó con seis días laborales más que febrero.

Aunque las medidas de distanciamiento social no se oficializaron hasta el 30 de marzo, las cifras revelan que la actividad económica aceleró su tendencia bajista desde antes. Con este dato, las cifras del IGAE registran 11 meses consecutivos a la baja. En el caso del PIB del primer trimestre, las cifras revisadas arrojaron una caída de 1.4% con respecto al primer trimestre del 2019, lo cual representa una mejoría contra el 1.6% reportado preliminarmente.

Al medir el comportamiento del PIB del primer trimestre contra el cuarto trimestre con cifras desestacionalizadas y de manera anualizada, la caída fue de 4.9%, lo cual también fue mejor a 6.6% de los datos preliminares. Sin embargo, las cifras del PIB del 2019 fueron revisadas a la baja de un contracción de 0.1% a una de 0.3 por ciento.

Estos datos confirman la dura realidad de que la pandemia llegó a México cuando la economía ya se encontraba en una recesión y con una tendencia que apuntaba a una mayor desaceleración y no a una recuperación.

Las cifras de la balanza comercial de abril son la primera muestra de la magnitud del golpe de la pandemia a nuestra economía. Las exportaciones totales en abril se desplomaron 37.7% con respecto a marzo y 40.9% con respecto a abril del 2019. La caída viene tanto por el lado de las exportaciones petroleras, afectadas fuertemente por la caída en los precios del petróleo y el volumen de exportación, como en las no petroleras.

Las exportaciones no petroleras en abril cayeron 37.5% con respecto a marzo, reflejando la parálisis de la cadena de suministro internacional y el cese de todas las actividades no esenciales en nuestro país y en especial la de la industria automotriz que registró una caída en sus exportaciones de 77.1% con respecto a marzo.

Por otro lado, las importaciones en abril registraron una contracción de 21.9% con respecto a marzo. Con estas cifras, la balanza comercial registró un déficit de 3,087 millones de dólares contra la expectativa de un superávit superior a los 2,000 millones de dólares. El desplome tanto de las exportaciones como las importaciones es un presagio de la fuerte caída en la actividad económica que sufrirá nuestro país en el segundo trimestre del año.

Aunque se espera que la economía podría empezar su reapertura en junio, el impacto positivo debería de sentirse realmente en el tercer trimestre. El PIB del segundo trimestre de este año presentará una caída histórica. Los especialistas esperan una contracción de 17% con respecto al segundo trimestre del 2019 y de 11.6% con respecto al primer trimestre del 2020 en términos desestacionalizados.

Si anualizáramos esta última cifra, para hacerla comparable con la que reporta EU, estaríamos hablando de un desplome superior a 40 por ciento. Aunque debe haber una recuperación a partir del tercer trimestre, la magnitud del desplome en el segundo trimestre augura que el PIB en el 2020 registrará su peor caída en la historia. Los especialistas esperan que la contracción sea entre 7 y 10 por ciento.