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El viernes de la semana pasada, el presidente Donald Trump firmó un par de órdenes ejecutivas enfocadas a endurecer la política comercial de Estados Unidos (EU). Durante la firma de dichas órdenes, Trump repitió su discurso sobre los terribles acuerdos comerciales que ha firmado EU y cómo éstos han resultado en una pérdida masiva de empleos y un creciente déficit comercial.

La primera de las dos órdenes ejecutivas se concentra en una aplicación más estricta de las leyes y multas antidumping. La segunda encomienda a las autoridades comerciales de EU a realizar una investigación profunda y producir un reporte sobre las razones detrás del creciente déficit comercial.

Estas órdenes ejecutivas, que se firman apenas unos días antes del primer encuentro entre la nueva administración y China son, en esencia, parte del discurso en contra del libre comercio que caracterizó la campaña de Trump. Sin embargo, la mayoría de los que saben de esto consideran que estos movimientos constituyen mucho ruido y pocas nueces.

Para los expertos, el contenido de las órdenes ejecutivas firmadas la semana pasada no incluyen realmente nada diferente a otras órdenes firmadas durante la administración anterior. Asimismo, la reacción del mercado fue prácticamente nula. Tanto los inversionistas como los especialistas se han dado cuenta de que las promesas de campaña de Trump en política comercial son mucho más difíciles de instrumentar de lo pensado.

Además, los encargados de renegociar los acuerdos comerciales, nombrados por el propio Trump, también parecen estar llegando a la conclusión de que los acuerdos se pueden mejorar, pero que difícilmente habrá una renegociación profunda sin causar serias disrupciones a las cadenas productivas dentro de EU.

En diciembre del año pasado, con la nominación de Wilbur Ross como próximo secretario de Comercio de EU, argumentamos en este espacio que la nueva política comercial de este país podría ser menos radical que lo expuesto durante la campaña presidencial por Donald Trump.

En aquella ocasión, hicimos referencia a los cinco principios básicos planteados por Ross para la renegociación de los acuerdos comerciales que eran: 1)establecer cláusulas de renegociación automáticas para asegurar que las ganancias comerciales sean distribuidas de manera justa; 2) mecanismos de alivio inmediato a la implementación de barreras no arancelarias; 3) sanciones a la manipulación cambiaria; 4) cero tolerancia al robo de propiedad intelectual, y 5) estándares estrictos en temas ambientales, de salud y seguridad. Adicionalmente, en la edición de “Sin Fronteras” del 24 de enero donde analizamos la comparecencia ante el Senado de Wilbur Ross, argumentamos que aunque el TLCAN sería renegociado ampliamente, dicha renegociación podría ser menos traumática de lo descontado por los mercados en ese entonces.

En esa comparecencia, el mismo Ross vaticinó que no habría ninguna guerra comercial y que medidas como las de la era proteccionista de los años 30, del siglo pasado, no funcionan. Esta percepción parece irse materializando, ya que hace unos días la Casa Blanca mandó al Congreso un borrador de lo que sería su propuesta para renegociar el TLCAN, uno de los principales acuerdos bajo ataque durante la campaña.

La opinión de expertos comerciales es que dicho borrador incluye una gran cantidad de cambios modestos, ofreciendo una visión conciliadora para fortalecer el tratado, lejos de la amenaza de destruir el acuerdo. Aunque el borrador podría sufrir cambios, la administración Trump parece estar enfrentándose con la pared de la realidad. También, los encargados comerciales han tomado un enfoque pragmático que dista de la agresiva retórica política de su jefe.