“Si ya saben que soy una apasionada de periscopear todo lo que se pone frente a mí, para qué me invitan”. Así podría decirle Xóchitl Gálvez, delegada de la Miguel Hidalgo, a los que la invitaron al cumpleaños adelantado de don Diego Fernández de Cevallos. Pero gracias a la curiosidad de Xóchitl, la cual, a … Continued
“Si ya saben que soy una apasionada de periscopear todo lo que se pone frente a mí, para qué me invitan”. Así podría decirle Xóchitl Gálvez, delegada de la Miguel Hidalgo, a los que la invitaron al cumpleaños adelantado de don Diego Fernández de Cevallos.
Pero gracias a la curiosidad de Xóchitl, la cual, a video pasado, consideró un error el haberlo hecho, los simples mortales pudimos saber que allá en la cumbre de la sociedad, en la punta de la pirámide, donde sólo los poderosos tienen acceso, se divierten como cualquier hijo de vecino. (Siempre y cuando el vecino haya nacido, cuando menos, en las Lomas de Chapultepec). Tal vez cambien las bebidas y los bocadillos: champán en lugar de cubitas y caviar en lugar de quecas, pero la diversión y el cotorreo es el mismo.
El septuagésimo quinto aniversario del natalicio de don Diego, se festejó, en su rancho de Jerécuaro, llamado La Barranca, que está entre los estados de Guanajuato y Querétaro, una semana antes -estoy seguro de que la anticipación de la fiesta fue para que ésta no se atravesara a la Semana Santa, lo cual hubiera mermado la asistencia, parte por las vacaciones y parte por obligaciones laborales, y aquí me estoy refiriendo de manera concreta al cardenal, arzobispo de la Arquidiócesis de México, don Norberto Rivera Carrera, a quien en la semana que llaman mayor, aunque tenga siete días como las demás, se le carga la chamba. Por cierto, aquí entre nos, el cardenal sigue intrigado sobre quién mal aconsejaría a su santidad, Francisco, para regañar a la jerarquía eclesiástica mexicana por asistir a fiestas como de la que hablamos y en la que estaba presente desde temprana hora.
Con su poder de convocatoria, el agasajado demostró que el sobrenombre del Jefe corresponde a la realidad, dada la ascendencia que tiene sobre un grupo de políticos importantes y de exitosos empresarios. Inclusive, ahí estaba don Porfirio Muñoz Ledo, el mismísimo que cuando el festejado fue candidato a la Presidencia de la República lo llamó falso caballero al que le faltaba un grado para ser encomendero español.
De acuerdo con las imágenes difundidas, primero por Xóchitl y su Periscope y luego por las redes sociales, uno de los asistentes más entusiastas fue el expresidente Carlos Salinas de Gortari, a quien Fernández de Cevallos en cada oportunidad que puede invita a alternar con él para que ante la alopecia de su invitado, brillen en todo su esplendor sus barbas y sus cejas de azotador.
Su tocayo -de don Carlos no de don Diego- de apellido Slim también estuvo presente aunque, imagino, no debe haber estado muy contento, debido a la baja que tuvo en el ranking de la revista Forbes del segundo al cuarto lugar. No se agüite, don Carlos, desde aquí le prometo consumir más molletes en sus restaurantes, hablar más minutos por mi Telcel y, hasta estoy pensando, volver a fumar para ayudar con mi consumo a que regrese, cuando menos, a su subcampeonato. ¡Vamos muchachos! ¡Todos a consumir más en los lugares y los productos de don Carlos! No lo hagamos por él, hagámoslo por México.
También en el sarao estaba otro expresidente, Felipe Calderón, quien aclaró a la cámara: “Nos estamos portando bien”. Sin que se sepa si con eso quiso decir que andaba en son de paz o no estaba tomando. Saludó así a Xóchitl: ¿Qué pasó doña Periscopia? A lo cuál la hidalguense debió contestar. ¿Cómo le va de peris-copeo, don Felipe?
Por cierto, durante el sexenio de Calderón, se decía que las relaciones entre éste y el barbón del cumpleaños no eran muy buenas. La asistencia de Felipe a la fiesta de Diego contradice el rumor. Al que no vimos en el video fue al socio de Diego, que fuera secretario de Gobernación con Calderón: Fernando Gómez Mont. Tal vez su ausencia se debió a que se quedó a cuidar el changarro o tal vez sigue a dieta y para qué tentar a la gula asistiendo a tan opíparo banquete.
Siendo una fiesta campirana, donde había mariachis, no podía faltar el representante de José Alfredo Jiménez en la tierra y expresidente del Partido de la Revolución Democrática, Carlos Navarrete, que cuando se dio cuenta de que Xóchitl lo enfocaba, expresó en son de guasa: “Aquí está un perredista estacionado en doble fila”.
Aunque no está consignado en el Periscope, debe haber habido pastel con velitas, que don Diego apagó y luego —es lo clásico— debe haber surgido el grito de: ¡Mordida! ¡Mordida! ¡Mordida! Ante una concurrencia como la reseñada, no me imagino qué sucedió ante el sugestivo grito.
Luto
El martes murió en La Paz, Baja California, el destacado científico mexicano Rafael Riosmena Rodríguez, para más señas y motivo de orgullo, mi sobrino en primer grado, hijo de mi hermana María Isabel. Fue considerado uno de los activistas ecológicos con mayores conocimientos de la botánica marina. Autor de artículos sobre el tema publicados en todo el mundo, el cual recorrió dando conferencias sobre la especialidad. Por su pasión en el estudio y dedicación de tiempo completo a la biología marina, alcanzó el grado más alto que concede Conacyt a los investigadores.
Por su apasionada actividad, el Congreso del estado le entregó el Premio Estatal de Ciencia y Tecnología y la Medalla al Mérito Científico. Descanse en paz.