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Ayer lunes, el Banco Mundial (BM) publicó su actualización semi-anual de Perspectivas Económicas Globales, confirmando que la economía global experimentará este año su peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial. Peor aún, el BM estima que la proporción de países que sufrirán una reducción en el PIB per cápita será la más grande desde 1870.

La recesión del 2020 es la primera que es atribuible exclusivamente a la llegada de una pandemia desde 1870. Aunque en esta ocasión la economía global se encontraba en una posición relativamente saludable —después de superar una etapa de crecientes tensiones comerciales— el BM considera que la velocidad y profundidad de la actual recesión sugiere que la crisis podría causar daños perdurables en los factores que impulsan el crecimiento potencial de las economías en el mediano y largo plazo.

Este riesgo se vuelve más grande en la medida en que los gobiernos no implemente medidas de mitigación adecuadas de política económica. Uno de los factores que mayor daño pueden causar al potencial de crecimiento es el desplome de la inversión como consecuencia del incremento en los niveles de incertidumbre y la erosión del capital humano como resultado de una pérdida de empleos sin precedentes.

La combinación de estos factores provocará que millones de personas vuelvan a vivir en condiciones de pobreza. Aunque los retos económicos, de salud y sociales son monumentales, diferentes países han implementado diversas medidas de mitigación e iniciativas para dar certidumbre y proteger a la inversión y al empleo.

Es cierto que la capacidad económica difiere entre países pero en algunos casos la decisión se ha vuelto más una cuestión de ideología y voluntad que de capacidad económica. Entre las medidas de apoyo que destaca el BM están la expansión de la red de seguridad social y las iniciativas para otorgar liquidez a las micro, pequeñas y medianas empresas a través de líneas de capital de trabajo y apoyos gubernamentales para evitar despidos. Sin embargo, el BM considera que lo hecho hasta ahora podría ser insuficiente.

Para evitar daños permanentes, el BM considera que los gobiernos deben implementar medidas para garantizar los servicios públicos básicos, mantener un sector privado funcional y considerar la entrega de apoyos directos a las personas y empresas más afectadas. En su escenario base anticipa una contracción de 5.2% en el 2020, explicada principalmente por una caída de 7% en el PIB de las economías desarrolladas y una de 2.5% en las emergentes.

La contracción en los países emergentes como conjunto es la primera en más de 60 años. El BM destaca que las economías más afectadas serán aquellas que tienen una mayor dependencia del comercio global, el turismo, la exportación de materias primas y el financiamiento externo.

En cuanto al 2021, el BM revisó al alza sus estimados de crecimiento, de 2.6% en la publicación de enero a 4.2 por ciento. Sin embargo, el BM destaca que los estimados para el 2020 y 2021 incorporan un escenario en el cual las economías desarrolladas comienzan a retirar las medidas de distanciamiento social a mediados del año mientras que los países emergentes lo hacen un poco después.

Es decir, los supuestos son optimistas ya que no incorporan la posibilidad de un rebrote o de una extensión de las medidas de distanciamiento social. El escenario base tampoco considera nuevos episodios de disrupciones en los mercados financieros ni un regreso de las tensiones comerciales que dominaron la conversación durante los últimos tres años.

En caso de que cualquiera de estos riesgos se materialice, la contracción del PIB global en el 2020 podría ser de hasta 8%, seguida de una letárgica recuperación de apenas 1% en el 2021.