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La economía de EU está creciendo; hay más empleos, más actividad.

Si tres copos de nieve en el Ajusco, la lluvia y las bajas temperaturas nos han tenido metidos en casa este fin de semana, imagínese lo que una tormenta de nieve y varios grados bajo cero pueden provocar en el ánimo de millones de estadounidenses que han enfrentado un duro invierno.

Con tanta oferta digital para ver en casa, seguro muchos se ahorraron sacar las chamarras, las cadenas de nieve, las palas e irse de compras a los centros comerciales o a los restaurantes.

Y es que se ha convertido hasta en un misterio el tratar de adivinar dónde están todos esos miles de millones de dólares que los consumidores en Estados Unidos no están gastando desde hace casi medio año.

Durante los tres últimos meses las ventas minoristas en aquel país han tenido registros negativos. En diciembre la baja fue de 0.9 por ciento. En enero fue de 0.8% y en febrero pasado de 0.6 por ciento.

Aun descontando los retrocesos derivados de los precios más bajos por la venta de combustibles, los números son incompatibles con el escenario de recuperación que plantea, por ejemplo, la dinámica creación de empleos.

Entre el cúmulo de explicaciones que se buscan, el clima parece ocupar hasta ahora el primer lugar, tanto por ese factor de desánimo para salir a gastar como las complicaciones reales que hubo con el cierre de puertos mercantes en la costa oeste durante varios días.

Un aumento en los ahorros familiares durante el inicio del año también ayuda a explicar ese destino razonado de los ingresos en el entendido de que quizá los mercados financieros no son los únicos angustiados por el cambio en la política monetaria de la Reserva Federal.

Algunos analizarán el tema y optan por adelantar el pago de deudas ante la posibilidad de aumento en las tasas de interés y otros simplemente se espantan y pagan por ver. O mejor dicho, no gastan hasta no ver.

Lo cierto es que la economía de Estados Unidos está creciendo; hay más empleos, más actividad en la industria de la construcción, mejores indicadores en diferentes sectores. Lo que falla es el consumo, pero el dinero ahí está.

Cuando los determinantes del consumo están dañados, como altas tasas de desempleo y bajos niveles de confianza de los consumidores, es previsible que el consumo sea bajo. Pero hoy no es así y tarde o temprano ese dinero saldrá a las calles.

¿Se acuerda cómo se pusieron los mercados el viernes de la semana antepasada con el dato de las nóminas no agrícolas?

Los mercados están de mírame y no me toques por los temores que desata el inminente regreso de los aumentos de las tasas de interés en Estados Unidos.

Imagínese un destape del consumo durante marzo, derivado de las ansias contenidas de gastar como sólo los consumidores de ese país lo han sabido hacer.

Ahora que si durante este mes de marzo otra vez la cifra sale negativa, ya no habrá posibilidades de echarle la culpa al clima. Salvo que, claro, se trate de una encuesta entre consumidores del Ajusco y demás cerros nevados en torno a la ciudad de México.