Elecciones 2024
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Históricamente, los republicanos son mucho más compatibles con el libre comercio; los demócratas van a reclamar la paternidad de la oposición al tratado.

Quizá por el impacto enorme que implicó en México el conocer desde la campaña las intenciones de Donald Trump de renegociar a su gusto o terminar con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), no dimensionamos la jugada de política interna que se aventó el magnate.

Resulta que históricamente los republicanos son mucho más compatibles con el libre comercio que los demócratas y, con esa política, Trump les arrebató a sus adversarios una bandera que de hecho le permitió obtener muchos votos en el Rust Belt que tanto detesta el libre comercio con México.

Hizo de un tema muy bien localizado una bandera de campaña global porque, además, ser antiacuerdos sonaba mucho a un personaje fuera del sistema y eso es algo esencial en esta peligrosa moda electoral que atraviesa al mundo entero.

Parece que durante estos meses de gobierno han convencido al presidente de Estados Unidos que afectar la relación con México puede resultar no sólo en riesgos comerciales sino incluso de su seguridad nacional.

Ya tocará ver a los negociadores de su gobierno sostener posturas lógicas o dogmáticas a partir de finales de agosto cuando eventualmente inicien las negociaciones.

Pero ahora que ya existe una petición formal al Congreso de autorizar la vía rápida para la renegociación del acuerdo trilateral de libre comercio hay que escuchar a los demócratas.

De entrada van a reclamar la paternidad de la oposición al TLCAN. Porque a pesar de que fue Bill Clinton a quien le tocó poner en operación el acuerdo comercial, la negociación fue producto de la administración republicana de George Bush padre.

No hay que olvidar que Clinton condicionó el respaldo del acuerdo a lo que en su momento se llamó acuerdos paralelos.

Y es justo ahí donde puede venir una fuerte oposición demócrata. Porque al menos en la parte de medio ambiente y laboral México no ha cumplido del todo con esos acuerdos.

La parte ambiental ya vimos que tiene sin cuidado al gobierno de Donald Trump. Pero en lo que se refiere al apartado laboral es justo ahí donde reside la principal queja de Estados Unidos.

México se comprometió en el marco del TLCAN a mejorar las condiciones laborales de los trabajadores a fin de que a la vuelta de un par de décadas se asimilaran las condiciones de los tres países.

Incluso por aquellos días previos al arranque del acuerdo se hablaba de una homologación monetaria y fronteras abiertas. Parte del sueño del primer mundo que se vendió por aquellos días.

Llegó la crisis de 1995 y nunca más se volvió a hablar del tema de mejora laboral.

Hasta hoy que los demócratas se harán al menos escuchar y buscarán presionar a México para que se comprometa a no volver a engañar a Estados Unidos con ese tema. Porque la realidad es que hasta hoy uno de los grandes atractivos para la inversión dentro del TLCAN ha sido la mano de obra barata.

Así que aun sin mayoría, los demócratas podrían encontrar alianzas con los republicanos para presionar a México durante las negociaciones en ese y otros apartados del acuerdo que resulte.