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La mañana en que acompañaría al presidente López Obrador a Washington, Hugo López-Gatell añadió a su perlario de sandeces otro colguije que enriquece la argumentación jurídica que sus agraviados le arman para acusarlo penalmente por su criminal desempeño frente a la pandemia.

Entrevistado el miércoles en el aeropuerto internacional de la capital, afirmó que la vacunación a menores cuyas edades van de 15 a 17 años estuvo contemplada desde que se diseñó el Plan Nacional de Vacunación, lo cual es otra de sus mentiras porque jamás lo había dado nadie a conocer.

–Pero impugnaron –se le recordó. Galimático como es, respondió: “Pues impugnamos, y tenemos confianza en que la propia estructura del poder legislativo permitirá en su momento, el juzgado colegiado, el tribunal colegiado, o si fuera necesario en la Suprema Corte de Justicia, que establezca los criterios generales que de hecho ya han establecido con antelación, indicando que el derecho a la protección de la salud tiene dos perspectivas, la colectiva y la individual, y siempre la colectiva tiene precedentes sobre la individual…”.

Intentó explicarse: “Son temas que son técnicamente complejos. Respetamos a las juezas, a todos los juzgadores, pero es importante que sepan que ellos no son expertos en salud pública y por eso nosotros, aunque respetamos, nosotros seguimos los principios técnicos científicos para las políticas públicas para el interés general”.

¡Ufff…! O sea que a este señor le importan un comino los amparos de la justicia federal otorgados a los padres de niñas y niños afectados de comorbilidad (dos o más trastornos) y de menores de 18 años; pero el cínico se ufana de la barbaridad que entraña la impugnación que presentó la Secretaría de Salud en nombre, para empezar, del Presidente de la República.

En cuanto profirió esos disparates di por hecho que López Obrador le retiraría su invitación para acompañarlo a Washington. Soñé.

Para la honra de México y por suerte, AMLO no expuso a su inepto consentido a un tête à tête con su aparente “homólogo” Anthony Fauci, el zar antipandemia de dos gobiernos estadunidenses, encuentro con que me entusiasmé pero que, al no darse, me frustra sinceramente. La racha de sorpresas, sin embargo, continúa.

Ayer, al salir del paso de la versión cantonesa de que renunciaría el secretario Jorge Alcocer, sin que alguien se lo preguntara, López Obrador soltó: “Invité a Hugo López-Gatell por dos razones. Primero, está encargado del programa de combate al COVID (…), es un experto (…). Pero también para reconocerle por su trabajo y la forma en que ha resistido todos los embates (…). Lo invité (…) porque les produce mucho enojo a los reaccionarios, a los del bloque conservador, y a veces no hay que olvidar el sentido del humor, estar alegre sin burlarse. Nada más es tengan para que aprendan, pero suave, con cuidado, no testerearlos mucho”.

Quizá ya les haya quedado claro a madres, padres y deudos indignados…