Elecciones 2024
Elecciones 2024

La rabiosa ojeriza del partido en el poder y su nomenklatura contra el Instituto Nacional Electoral, recrudecida por el tema de la sobrerrepresentación diputadil, comenzó cuando Morena fue atrapada con las manos en la masa de votantes en la más descarada compra de votos de la historia, aquella que disfrazó de multimillonario “apoyo” a damnificados del sismo del 19 de septiembre de 2017.

De no ser por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, el mismo que ha continuado sirviendo de alcahuete a Morena con decisiones contrarias a resoluciones del INE, ese delito habría sido sancionado con el máximo rigor, ya que fue documentado por los propios infractores con decenas de miles de comprobantes de reparto de dinero turbio en poblaciones políticamente redituables.

Los morenistas le achacan al INE trabajar para los partidos opositores y el presidente López Obrador le refrendó su desprecio en la firma del hilarante Acuerdo Nacional por la Democracia, al decir que la institución que organiza y garantiza la limpieza de las elecciones no fue invitada porque “estamos en una etapa nueva. No se puede poner vino nuevo en botellas viejas…”.

¡Ouch!

Les irrita la manera como el INE se dispone a distribuir, según el porcentaje de votos que obtenga cada partido, las 200 curules de representación proporcional del total de 500 diputaciones federales (300 se eligen por voto directo).

El INE tiene un solo argumento contra el lloriqueo del prepotente partido:el artículo 54.

​Recurren a la victimización por el acuerdo que aprobaron nueve de los 11 consejeros electorales de aplicar, por encima de argucias legales o legaloides, lo que mandata el Artículo 54 de la Constitución (fracción quinta): “En ningún caso, un partido político podrá contar con un número de diputados por ambos principios que representen un porcentaje del total de la Legislatura que exceda en ocho puntos su porcentaje de votación emitida”.

Y es que lo que antes fue permitido, o sea violar un poquito la Constitución, puede favorecer de manera ilegítima y escandalosa a cualquier partido. Y como Morena se aprovechó de las mismas argucias priistas que en el pasado condenaba, hoy le tiene sin cuidado anular la voluntad del electorado.

La explicación, con perdón de los lectores, es inevitablemente farragosa:

Coligados Morena, el Partido del Trabajo y Encuentro Social ganaron, en total, hace tres años, 220 distritos (106, 58 y 56 respectivamente), pero 11 del PT fueron con militantes morenistas, con lo que el empoderado partido pudo tener 85 plurinominales, el PT tres y ninguno el PES, lo cual es correcto porque individualmente ninguno rebasó el 8 por ciento que permite la Constitución. Pero si en conjunto tuvieron 45.9 por ciento de la votación, se agandallaron 61 por ciento de la Cámara de Diputados, o sea una sobrerrepresentación de 15.7 por ciento, casi el doble constitucional.

Bajo permanente asedio y descalificaciones, el INE tiene un solo argumento contra el lloriqueo del prepotente partido: el artículo 54 de la Constitución que Morena quiere seguir violando….