Elecciones 2024
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Morena vuelve a chocar con el INE. Esta vez debido a las reglas definidas por el instituto para evitar la sobrerrepresentación de los partidos. La Constitución estipula que ninguno de ellos podrá tener un porcentaje de diputados que exceda en ocho puntos al de su votación.

En los hechos, los partidos mayoritarios han sorteado ese límite por la vía de las coaliciones. El mecanismo es simple: en una coalición los partidos menores postulan candidatos que, en realidad, son del mayor. Y si bien los triunfos son computados a los primeros, acaban integrándose a la bancada principal.

La resolución del INE establece que los triunfos le serán contados al partido de afiliación de los candidatos, independientemente de cuál los haya postulado. Así, los ocho puntos se calculan sobre el conjunto de los diputados de un partido y no solo de los postulados por el mismo.

El tema es complejo, pues confronta la necesidad de contener la sobrerrepresentación con la libertad de los partidos para postular candidatos. De ahí la contradicción de criterios que desde 2015 se dio en las salas regionales del Tribunal Electoral del PJF.

Aunque desde entonces la Sala Superior resolvió esa contradicción dejando a la autoridad electoral la definición de los mecanismos contra la sobrerrepresentación, me parece que, al acordarlos cuando el proceso electoral ya está muy adelantado, el INE está dando pie a que se cuestione su imparcialidad.

Nada similar definió el INE en elecciones previas y ahora lo hace tardíamente. Además de conocer de antemano cómo serán contabilizados los votos, para los partidos también es esencial saber cómo esos sufragios se van a traducir en curules. Un cambio como el que ahora plantea el INE impacta de manera fundamental este segundo momento electoral.

Los cambios debieron promoverse antes del registro de coaliciones en enero pasado, como lo argumentó la consejera Adriana Favela en la sesión del INE en la que fueron aprobados. Solo así los partidos habrían podido valorar las condiciones y consecuencias de cada coalición.

Así, si bien el sentido de los lineamientos del INE es correcto, su actuar se vuelve inevitablemente cuestionable. Una cosa buena que parece mala.