Cabe destacar que dichas declaraciones no tuvieron repercusión en Estados Unidos, su caja de resonancia fue en México
El pasado 18 de marzo el presidente López Obrador volvió a mostrar su músculo político en la concentración organizada para “conmemorar el 85 aniversario de la expropiación de la industria petrolera”. Una concentración que tenía de todo, menos la intención de conmemorar lo hecho por el general Cárdenas en 1938.
Lo que realmente quería el presidente López Obrador con su acto del pasado 18 de marzo era reafirmar que él sigue siendo el rey de las plazas públicas, corona que los ciudadanos de a pie, a quien él llama el pueblo buenom, le abolló para para manifestarle su desacuerdo con las acciones de su llamado “Plan B” para conseguir su tan ansiada reforma electoral.
El evento no se registró nada fuera del guión. La columna vertebral de su discurso fue una relatoría de los hechos históricos que llevaron al presidente Cárdenas a la expropiación de los bienes de la industria petrolera para rematar, como siempre, poniéndose él como protagonista al mencionar que actualmente defiende al país de intentonas injerencistas.
Como ejemplo de las “intentonas” citó las declaraciones de legisladores estadounidenses que proponen declarar a los cárteles mexicanos como terroristas lo que abriría las puertas, según el mandatario, a una intervención del ejército estadounidense, algo imposible en esta época.
Cabe destacar que dichas declaraciones no tuvieron repercusión en Estados Unidos, su caja de resonancia fue en México.
Pero dentro del discurso hubo un mensaje directo a sus corcholatas, quien lo quiera suceder tendrá que seguir el camino que marcó:
“…Solo con el pueblo, solo con el apoyo de las mayorías se puede llevar a cabo una transformación popular para hacer valer la justicia y enfrentar a los reaccionarios que se oponen a perder privilegios. Por eso, hoy de nuevo manifestamos, exclamamos a los cuatro vientos: nada de zigzaguear, sigamos anclados en nuestros principios, reafirmemos la decisión y el rumbo que hemos tomado desde que inició el gobierno. No a las medias tintas. No aceptaremos nunca que en México se imponga una minoría a costa de la humillación y el empobrecimiento de las mayorías.”
El acto del Zócalo tuvo un símbolo que conviene destacar: la bandera ondeaba en el centro de la plaza, lo que no ocurrió en la concentración del pasado mes de febrero frente a la SCJN o en la concentración para conmemorar el Día Internacional de la Mujer. ¿Sería que el presidente tenía miedo a alguna falta de respeto o que ya tomó a la bandera como si fuera su estandarte real que solo ondea cuando el rey está presente?
En la concentración del pasado 18 de marzo no solamente pudimos observar el servilismo de muchos por ganar el favor del monarca, también estuvo presente el salvajismo de las hordas que lo apoyan, quienes quemaron una efigie de la ministra presidenta de la SCJN, hecho con lo que se comprueba que solo hace falta una chispa para que la pólvora estalle.
El pasado 18 de marzo los mexicanos pudimos observar el inicio de la agonía del Rey del Zócalo y las Plazas Públicas, poco a poco su poder irá disminuyendo, también pudimos ver que, contrario al pensamiento generalizado, al presidente sí le gusta la ciencia ya que domina la Tercera Ley de Newton: A cada acción corresponde una reacción. Aunque tratándose de AMLO las reacciones no siempre son las adecuadas.
EN EL TINTERO
No cabe duda de que Alejandro Moreno Cárdenas quiere ser el que sepulte al PRI. Al momento de cerrar este “desorden” el presidente del partido tricolor consumó un golpe demoledor contra Miguel Ángel Osorio Chong, uno de sus principales adversarios al interior del partido, y consiguió su destitución como coordinador de los senadores del instituto político.
Por su parte el ahora excoordinador señaló que seguirá con las impugnaciones porque Alejandro Moreno se tiene que ir del PRI.
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