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Los Guacamayas Leaks y una investigación periodística revelaron los viajes de lujo del general secretario de la Defensa Nacional, Luis Crescencio Sandoval acompañado de familiares, amigos y ayudantes con gastos de más de dos millones de pesos, pagados con dinero público, que contradicen las austeridad republicana que pregona el presidente López Obrador, el cual le ha dado al Ejército y a sus jerarcas manga ancha en contratos y gastos.

A pesar de la moderación económica solicitada por el presidente a sus colaboradores, se ha sabido que el Ejército gastó, en el 2021, sólo en viáticos en el extranjero 459.9 millones de pesos. Entre esta cantidad se cuenta los 988,988.00 pesos, únicamente en viáticos, que se gastaron por la presentación en Rusia de la Orquesta del Ejército Mexicano. Por cierto a este viaje asistió, sin tener nada que ver con la música, Luis Rubén Sandoval Medina, hijo del general Sandoval —“Papi, mándame con la orquesta que nada te cuesta”.

Por cierto Luis Rubén es el “orgullo del nepotismo del general Sandoval” ya que se desempeña como director del Centro Nacional de Fusión de Inteligencia que recibe “información sensible” del Centro Nacional de Inteligencia, institución que no obstante su condición de civil la administra la Sedena. Por el bien de México, primero los verdes.

En su momento, el presidente López Obrador se encargó de justificar y explicar amplia y cristalinamente —a su manera— los viajes del general y su familia. “Es parte de los mismo. Esa es información de la DEA o de cualquier otra agencia (…) ¿Y qué? ¿Cuál es el problema? ¿Y Loret de Mola? ¿Y los Junco? ¿Y Ealy Ortíz?” Más claro ni el agua.

En el transcurso de la semana se ha dado a conocer, por medio de un reportaje firmado por Verónica Ayala y Raúl Olmos, la adquisición por parte del general Luis Crescencio Sandoval de un departamento de 407 metros cuadrados en el lujoso fraccionamiento Bosque Real, en Huixquilucan, Estado de México; erigido sobre 600 hectáreas de áreas verdes, con campo de golf, alberca techada, gimnasio y cancha de raquetball. La vivienda consta de 3 recámaras con baño, amplia estancia, cocina equipada, terraza con vista al campo de golf, elevador directo al piso, oficina y cuarto de juegos, cuatro cajones de estacionamiento y una bodega.

En verdad que son dignas de admirarse la capacidad negociadora y la habilidad para regatear el precio por parte del general secretario, ya que por un inmueble que, según las investigaciones de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, tiene un valor de entre 30 y 21 millones de pesos, el militar pagó, según su declaración patrimonial, únicamente ¡nueve millones de pesos! ¡Me quito el quepí!

También de quitarse la cuartelera la manera en la que la adquisición fue realizada y supronto pago. Los nueve millones de pesos fueron conseguidos, en febrero del 2020, por el general Sandoval, mediante un crédito hipotecario del Banco Nacional del Ejército; para mayo del 2022 ya había pagado casi el 60% de la deuda. Sólo restaban por pagar, según la misma fuente de información, 3 millones 874,000 pesos. Un año después vale suponerse que el adeudo ya fue liquidado.

La admiración baja del tono hasta la escala de la sospecha cuando uno se entera que el mencionado departamento fue vendido al general por Alejandra Aguilar Solórzano, accionista de la empresa Protective Materials Technologic, S.A. de C.V: empresa que obtuvo el 10 de febrero del 2022 un contrato de la Sedena por poco más de 319 millones de pesos, para la fabricación de 48,000 juegos de placas balísticas. La empresa debería de entregar la mercancía el 10 de junio del 2022, pero no tuvo a tiempo el pedido. Le quedaron mal a la Sedena pero al general Sandoval, ¡noooo!

Punto final

¿Por qué a los que transportan drogas les dicen camellos y no droguedarios?