Trece —número cabalístico— precandidatos son demasiados, sobre todo si consideramos que en el conjunto hay algunos que llevan consigo una cauda de desprestigio y, la mayoría, está exenta de atractivo popular
In memoriam, Talina Fernández
El pasado martes en El Economista, Eduardo Ruiz Healy, reveló que son 14 los aspirantes a ser la (o el) responsable nacional para la Construcción del Frente Amplio por México, versión antagonista de los seis pretendientes a ser la coordinadora o el coordinador de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación de Morena y sus aliados, Partido del Trabajo y Verde Ecologista. En total son veinte. Parafraseando a Pirandello diríamos: ‘20 personajes en busca de actuar’. O, ahora que la sociedad se apresta —después del can achicharrado— a defender y prestigiar a los animales domésticos: 20 perros en busca de un hueso.
Apenas terminé de escribir lo anterior me enteré que Lilly Téllez ya se bajó de la contienda. Hizo bien. Imagínense una postulante a la presidencia del país cuyas únicas experiencias públicas han sido la lectura de noticias en la televisión y el lanzamiento de insultos a sus oponentes en el Senado. La estridencia llama la atención, pero no crea prestigio político.
Ahora el encabezado de mi columna no está correcto. Pero ‘19 para el 24’ no suena tan rotundo como ‘20 para 24’. Ejerceré el derecho que me da ser el autor de lo que usted lee y dejaré el encabezado primigenio. También podría parafrasear el título de la canción de Joaquín Sabina y escribir: ‘19 tías (y tíos) y 500 moches’.
El ahora llamado Frente Amplio por México, es la misma gata que la Alianza Va por México, formada por el PAN-PRI y PRD, ahora revolcada con organizaciones de la sociedad civil. Por cierto, el Consejo Electoral Ciudadano, al que alguien, con más ingenio del que pretende tener el autor de este texto, bautizó como el mini-INE, compuesto por un grupo de destacados ciudadanos con conocimientos en materia electoral y liderazgos reconocidos dentro de la sociedad, encargados de organizar las elecciones primarias de la entelequia aludida, se disolvió al día siguiente de haberse constituido. La razón es que el método de selección instrumentado por los tres partidos en cuestión, sometería al Consejo, en opinión de sus miembros, a la voluntad, reglas y arreglos de éstos.
Trece —número cabalístico— precandidatos son demasiados, sobre todo si consideramos que en el conjunto hay algunos que llevan consigo una cauda de desprestigio y, la mayoría, está exenta de atractivo popular.
Presentaré tres ejemplares, uno por partido: Francisco García Cabeza de Vaca, de Acción Nacional. Nacido en McAllen, Texas, hace 56 años. Ha sido senador, diputado local y federal, alcalde de Reynosa y gobernador de Tamaulipas (2016-2022). En febrero del 2021 la Fiscalía General de la República, apoyada por un expediente de la SEIDO, UIF y DEA, congeló 60 cuentas bancarias del funcionario y solicitó al Congreso de la Unión un juicio para desaforarlo y procesarlo por los delitos de lavado de dinero, delincuencia organizada y defraudación fiscal. Después de juicios de procedencia; una marcha burocrática de apoyo (con asistencia voluntariamente a huevo); confiscación de dinero procedente del narcotráfico en Andorra y amparos; en octubre del 2022 un juez otorgó una suspensión contra la orden de aprehensión del exgobernador. ¡Chulada de bato!
José Ángel Gurría, del PRI, 73 años de edad. Exsecretario general de la OCDE. En el gobierno de Ernesto Zedillo, fue secretario de Hacienda y Canciller, lo apodaron el Ángel de la Dependencia por su facilidad para aflojar el cuerpo ante el vecino del norte. Director de Nacional Financiera entre 1993 y 1994, posee el récord de ser el jubilado más joven —a los 49 años— más tramposo y mejor pagado del mundo. ¡Una joya revolucionaria e institucional!
Silvano Aureoles Conejo del PRD, en el apellido materno lleva la fama.. Fue alcalde de Zitácuaro, dos veces diputado y una senador. El exgobernador michoacano de 58 años puede ser un gran candidato, pero antes tendrá que probar dónde están los 12,760 millones de pesos que durante su gestión jamás justificó. ¡Qué huevos de cabrón!