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Hablemos del efecto Tesla, ¿qué tiene la empresa de Elon Musk que no tengan otras? Son muchos los que se refieren a la inversión que viene a Nuevo León como si se tratara del nacimiento de la industria de vehículos eléctricos en México. Un parteaguas en la historia industrial de nuestro país. No es para tanto. En realidad, hay cinco empresas que en México van adelante de Tesla, si de electromovilidad se trata. Hace menos de un mes, BMW anunció una inversión de 865 millones de dólares para hacer autos eléctricos en San Luis Potosí. En la misma línea, podemos decir que Ford, GM, Volkswagen y Nissan ya han puesto en marcha proyectos de fabricación de autos eléctricos en territorio mexicano.

Esto es diferente, dirán ustedes, se trata de una giga factory. Sólo hay otras cuatro en el mundo, dos en Estados Unidos, una en China y otra en Alemania. Ahí es donde aparece, otra vez, el talento para la mercadotecnia de Elon Musk. Él inventó esa palabra, giga factory, en 2013. Su intención es diferenciar las plantas de Tesla de las que tienen otras empresas de la industria automotriz. ¿Cuántas plantas como la de Puebla tiene VW en el mundo; como las de Nissan en Aguascalientes; como la de Kia en Pesquería…? Les aseguro que las podemos contar con los dedos de una mano. Son fábricas enormes, casi ciudades, pero no se les ocurrió bautizarlas con un nombre tan sexy, como el que puso a su criatura el hombre más rico del mundo. Una giga factory, Musk dixit, es un lugar donde se producen las baterías, las autopartes y, a veces, se ensamblan los vehículos. ¿Qué tan nuevo es esto? Tan viejo como el modelo fordista. Modas van y vienen. En algunos momentos se dispersa la producción en varios lugares y en otros momentos, la “moda” es concentrarla. Por razones de seguridad, control, prestigio y eficiencia, quizá.

Momento, aquí se trata de una inversión que llegará a 10,000 millones de dólares. ¿Cuántas hay de ese tamaño? Aquí estamos de acuerdo todos, si quitamos la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el AIFA, estamos ante una inversión que no tiene comparación. La de Tesla es la mayor inversión privada anunciada en el sexenio. El anuncio brilla más en estos momentos porque esta ha sido una administración con un mal récord en captación de inversión privada. La cifra es la menor en cuatro décadas (como proporción del PIB). Los más optimistas creen que la importancia de esta inversión es que puede servir para destapar otras inversiones grandes que están atoradas. Ojala tengan razón.

10,000 millones de dólares es muchísimo dinero, pero Ten Billion from Mr Musk es otra cosa. Se dice que él produce algo más valioso que coches, futuro. Esta inversión es también un pretexto para darle cuerda al relato del nearshoring o recordar la relevancia del sector automotriz de México. Produce 4% del PIB, más de un millón de empleos y es uno de los seis mayores productores del mundo. En los últimos 15 años, la industria automotriz en México registra en promedio más de 5,000 millones de dólares de IED por año. La inversión acumulada de Ford, GM, VW, Nissan supera los 10,000 millones de dólares en cada uno de los casos, si incluimos la inversión de sus proveedores.

Tomando en cuenta todo lo anterior, habrá que averiguar si, más allá del show y la mercadotecnia, Tesla traerá un cambio cualitativo respecto a otras inversiones del sector automotriz o tecnológico que ya operan en nuestro país. ¿Habrá operaciones de Tesla en investigación y desarrollo en México? ¿Qué papel habrá para ingenieros y tecnólogos mexicanos? ¿Cómo estarán las oportunidades de proveeduría para las empresas mexicanas? ¿Qué hará Tesla en Nuevo León y en otros estados? ¿Dónde se instalarán sus proveedores.

Elon Musk ofrecerá en Texas más información hoy, pero no despejará todas las incógnitas. Podemos anticipar que la derrama económica no se quedará en Nuevo León y que muy probablemente el otro estado más beneficiado será Coahuila. Es el vecino más preparado para aprovechar la ola que viene en Nuevo León. Podemos adivinar, también, que la cifra de creación de empleos no será espectacular, porque muchos de los procesos son automatizados o robotizados.

¿Quién gana más? Estamos tan enceguecidos por la política que la primera lista que hacemos es política. Samuel García y Marcelo Ebrard aparecen en primer lugar. El gobernador de Nuevo León se “avivó” y animó a Elon Musk a que visitara el Estado que gobierna. El canciller culmina una gestión de 14 meses que llevó la subsecretaria Martha Delgado y se posiciona como líder en el tema de movilidad eléctrica. El veredicto de los memes es que AMLO es uno de los perdedores, porque en los últimos días de la semana pasada se lanzó en una campaña para vetar a Nuevo León como sede posible para Tesla. No estoy de acuerdo. El mandatario fue torpe y habló de más, pero de todas maneras gana porque se trata de una buena noticia para México y le permitirá mejorar las cuentas en un renglón donde su Gobierno queda a deber. ¿Habrá un efecto Tesla? ¿Habrá aprendido alguna lección AMLO? ¿Vendrán más inversiones?