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Vivimos tiempos raros que producen preguntas extrañas: ¿Por qué un país que crece más de 4% y tiene una inflación de 2.7% anual se ha convertido en uno de los grandes focos de preocupación de la economía mundial?

No hay una respuesta fácil. Son muchos focos rojos y muchas preocupaciones. Empecemos por decir que China nos había malacostumbrado por sus resultados extraordinariamente buenos. La segunda mayor economía del mundo ha tenido tasas de crecimiento anual promedio superiores a 8% durante más de tres décadas. Es el mayor consumidor mundial de materias primas, una locomotora que genera mucho más de un punto del Producto Interno Bruto para países como Chile, Brasil y Australia; además compite con Estados Unidos como principal mercado para bienes manufacturados y productos intermedios para procesos industriales.

China crecerá 3.9% en 2022, quizá menos. A principios del año se proyectaba un crecimiento de 5 a 6 por ciento. La expectativa de bajo crecimiento del Dragón provocó una baja de tasas de interés por parte del Banco Central de China. Esto fue suficiente para tumbar 4.6% el precio mundial del petróleo la jornada del lunes 15 de agosto. Esto es una muestra de su importancia en los mercados globales: importa 11. 8 millones de barriles de petróleo diarios. Es el importador número uno mundial de oro negro, también lo es de mineral de hierro, soya, cobre, automóviles, maquinaria eléctrica, productos ópticos, químicos orgánicos, plásticos, gemas y metales preciosos.

El malestar económico de China es mala noticia para todos los países que le venden materias primas y para aquellos que lo proveen de insumos industriales y productos terminados, entre ellos Corea del Sur, Alemania, Japón y Estados Unidos.

¿En qué consiste el malestar chino? Dos temas han dominado la cobertura de los medios: los encierros draconiano en grandes ciudades para controlar el covid y los problemas del sector inmobiliario. El primero nos remite a una película que ya vivimos en el 2020. Es una versión corregida y aumentada de medidas que se tomaron en algunos países, antes de que se contara con una vacuna. El gobierno ha dado muestras de firmeza y/o rigidez. La mayor ciudad, Shanghái estuvo en cuarentena durante abril y mayo. La capital, Pekín también tuvo su cuota de encierros. La estrategia ha sido incapaz de erradicar la amenaza del virus, pero ha generado disrupciones en la producción de la fábrica del mundo y frenos al consumo. Trajo una caída de 2.6% del PIB en el segundo trimestre del año, comparado con los primeros tres meses del 2022. Si la referencia es el segundo trimestre del 2021, la tasa de crecimiento es de 4.8 por ciento.