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Ayer, el Comité de Mercado Abierto de la Fed (FOMC, por sus siglas en inglés) concluyó su penúltima reunión del año de política monetaria con el anuncio de que la tasa de interés de referencia se mantiene en el rango actual de 5.25-5.50% establecido desde finales de julio de este año.

Aunque dicha decisión estaba totalmente descontada, los participantes de mercado estaban enfocados en el contenido y tono del comunicado y la conferencia de prensa del presidente de la Fed, Jerome Powell, buscando señales sobre el rumbo futuro de las tasas de interés y sobre posibles modificaciones al programa mensual de retiro de liquidez instrumentado por la Fed desde abril del año pasado.

En lo que respecta al comunicado, éste fue prácticamente idéntico al de la decisión del 20 de septiembre en la que la Fed también dejó la tasa sin cambios, resaltando los persistentes niveles de inflación y el compromiso inquebrantable de la Fed de tomar las medidas necesarias para que la inflación converja con su meta en un período razonable de tiempo.

En concreto hubo tres pequeñas pero importantes modificaciones: I) el calificativo sobre la actividad económico pasó de “sólida” a “fuerte”; (II) el ritmo de creación de empleo se ha “moderado” en lugar de “desacelerado”; y (III) al reconocimiento de un endurecimiento en las condiciones de crédito se añadió el de las condiciones financieras.

Adicionalmente, el comunicado volvió subrayar que la salud del sistema bancario es sólida a pesar del impacto de la fuerte alza en las tasas de largo plazo en la situación de liquidez y solvencia en algunos bancos.

Nuevamente, la Fed destacó que el endurecimiento en las condiciones de otorgamiento de crédito derivada del alza en tasas y de un menor dinamismo en la oferta de crédito por parte de los bancos, tendería a generar un impacto negativo sobre la actividad económica.

En este sentido, el mercado está esperando una desaceleración marcada en la tasa de crecimiento secuencial del PIB, de 4.9% en el tercer trimestre (la más alta en más de una década), a una cifra ligeramente por arriba de 1% en el cuarto trimestre.

En cuanto al tema del programa de retiro de liquidez, la Fed confirmó que seguirá reduciendo el tamaño de su balance conforme al programa anunciado en abril del 2022.

A pesar de que la Fed dejó la tasa sin cambios, el tono del comunicado y el contenido de la conferencia de prensa fue relativamente restrictivo (hawkish), ya que Powell volvió a dejar abierta la posibilidad de nuevos incrementos en la tasa de fondeo y descartó cualquier posibilidad de recortes en el corto plazo.

Sin embargo, el mercado parece no haber asimilado este tono restrictivo ya que la probabilidad implícita de un alza en la tasa de fondeo para la reunión de la Fed de diciembre, lejos de subir, bajó (de 28.8 a 22.5 por ciento).

Adicionalmente, vimos un ajuste a la baja a lo largo de toda la curva de las tasas de interés que pagan los bonos del Tesoro. La del bono a 30 años bajó de 5.08 a 4.97%, la de 10 años de 4.90 a 4.79%, la de 5 años de 4.81 a 4.7% y la de 2 años de 5.07 a 4.94 por ciento.

En las circunstancias actuales, queda muy claro que el enfoque principal dentro del mandato dual de la Fed es el de estabilidad de precios y que, hasta ahora, el impulso de la política fiscal expansiva de la administración Biden ha avasallado los esfuerzos de la Fed por combatir a la inflación.

En la opinión de este columnista, esto significa que, a menos de que la inflación dé una sorpresa positiva en las lecturas entre ahora y la reunión de diciembre, o sea evidente una moderación importante en las cifras del mercado laboral, la Fed podría sorprender al mercado con un incremento adicional en diciembre o enero.