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El jueves de la semana pasada, Banco de México (Banxico) sorprendió al mercado con su primera decisión de política monetaria del año, anunciando un incremento de medio punto en la tasa de fondeo, cuando los especialistas esperaban un alza de un cuarto de punto.

Aunque en este espacio advertimos que, debido a una dinámica inflacionaria aún retadora, el ciclo de alzas todavía tenía camino por recorrer, nuestra expectativa estaba más enfocada en un ciclo más duradero y con una tasa terminal más alta; y no el de un aumento de mayor magnitud en esta reunión.

Sin embargo, la decisión de Banxico fue prudente ante el deterioro en el balance de riesgos para la inflación. Unas horas antes del anuncio de Banxico, el Inegi publicó las cifras de inflación para enero, las cuales confirmaron el deterioro observado en las de la primera quincena del mes.

Tanto la inflación general como la subyacente presentaron un deterioro con respecto a diciembre. El aumento en el INPC en enero 0.68%, con lo cual la inflación anual pasó de 7.82% en diciembre a 7.91% en enero.

En el caso de la subyacente, el incremento mensual fue de 0.71%, implicando un aumento en las cifras anuales de 8.35% en diciembre a 8.45% en enero. Ambas cifras aumentaron por segundo mes consecutivo.

En este contexto, el incremento en la tasa de fondeo por parte de Banxico fue acompañado de una revisión importante en la trayectoria esperada para la inflación.

En concreto, el banco central elevó su pronóstico de inflación general y subyacente para todo el 2023 y el 2024.

Las revisiones más importantes fueron en el 2023 mientras que mantuvo su pronóstico de convergencia hacia la meta inflacionaria de 3% para el cierre del 2024.

Las revisiones puntuales fueron: para la inflación general de 7.5 a 7.7% para el primer trimestre; de 5.9 a 6.4% para el segundo; de 4.8 a 5.3% para el tercer trimestre y de 4.8 a 5.3% para el cuarto.

Para la subyacente el incremento fue de 7.8 a 8.2% durante el primer trimestre; de 6.7 a 7.3% para el segundo; de 5.5 a 6.2% en el tercero y de 4.3 a 5.0% en el cuarto.

Estas fuertes revisiones se dan a menos de dos meses de la última revisión y denotan la preocupación de Banxico ante un entorno de inflación persistente y complejo. En este contexto, el banco central fue claro y conciso al establecer que, a pesar del considerable aumento en sus proyecciones, el balance de riesgos para la inflación se mantiene sesgado al alza.

El hecho de que la decisión se tomó de manera unánime por la Junta de Gobierno, manda un claro mensaje: Banxico está preparado para seguir endureciendo la política monetaria con el objetivo de mantener las expectativas de inflación de mediano y largo plazos bien ancladas.

Con este anuncio, el mercado comenzó, finalmente, a descontar un ciclo de alzas más largo, con una tasa terminal más alta, seguido de una pausa más duradera.

Si antes del anuncio esperábamos una tasa terminal mínima de 11% para lo que resta del presente año, ahora prevemos que alcance 11.50% y que se mantenga ahí hasta que la inflación muestre varios meses consecutivos de retroceso, lo cual podría suceder hasta el último trimestre del año.

Siguiendo en el tema de la inflación pero cambiando de geografía, los mercados están muy atentos a la publicación, esta mañana, de las cifras de inflación para el mes de enero en Estados Unidos.

El consenso de mercado espera que la inflación en términos anuales baje de 6.5% en diciembre a 6.2% mientras que la subyacente podría pasar de 5.7 a 5.5 por ciento. Esto representaría el séptimo mes consecutivo con descensos en la inflación general y el cuarto en la subyacente.

Sin embargo, algunos especialistas han comenzado a advertir que las cifras podrían mostrar algo de presión relacionada con aumentos en los precios de los energéticos y algunos alimentos en comparación con diciembre.

De ser así, podríamos ver un ajuste en los mercados accionarios.