Las rutas del fentanilo

La emergencia nacional declarada por el presidente Donald Trump hace una semana, por motivos de seguridad, estuvo precedida por la alerta decretada hace 16 meses, por los efectos devastadores que la epidemia de opioides generaba al sistema sanitario en Estados Unidos.

Ambas amenazas —definió el mandatario republicano— tienen su origen al sur del río Bravo y justifican su exigencia de recursos para construir un muro en la frontera con México que frene el flujo de sustancias prohibidas y la intromisión de centroamericanos no autorizados.

En el 2017, de acuerdo con los reportes más recientes del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades, 70,273 estadounidenses murieron ese año por sobredosis de drogas, de los cuales más de 47,000 abusaron de los opioides. De éstos, 26,466 estuvieron directamente vinculadas a abuso del fentanilo.

¿La construcción del muro fronterizo serviría para contener la letalidad de esa droga sintética, altamente concentrada? La política antinarcóticos del gobierno mexicano y la cooperación binacional para el combate al crimen organizado no han atinado en reconocer la gravedad de este problema, reveló un reporte generado por InSight Crime y el Woodrow Wilson Center.

Si bien la gran mayoría de fentanilo es de fabricación china, México se ha convertido en un importante punto de tránsito y producción para la droga, sus análogos y sus precursores, de acuerdo con la investigación publicada hace dos semanas. Los traficantes mexicanos parecen estar desempeñando un papel en su distribución en los Estados Unidos, concluye.

Los investigadores de InSight Crime trabajaron simultáneamente en México, Colombia y Estados Unidos. Los primeros indicios apuntaban a pequeños grupos criminales con presencia en la frontera entre Estados Unidos y México que establecieron “cárteles farmacéuticos” para ofrecer su mercancía en la Internet. Los grupos criminales más grandes les cobrarían impuestos por sus operaciones.

A través de solicitudes de información, lograron un primer registro sobre los decomisos efectuados por el Ejército y la Policía Federal durante el sexenio peñista: de cero —en el 2014— pasaron a 45 kilogramos en el 2015 y llegaron a 114, a mediados del año pasado. En términos de pastillas con fentanilo, no se informó nada hasta que las autoridades incautaron alrededor de 36,000 en el 2017, y más de 33,000 hasta julio del 2018.

El comercio de fentanilo en México estaría dominado por dos grandes grupos criminales, conectados con una extensa red de pequeños subcontratistas especializados en la transportación y el comercio internacional de drogas sintéticas, que aprovechan el boom de esta sustancia, cuyo consumo se ha vinculado a otras sustancias como la cocaína, la metanfetamina y la mariguana.

El CDC y la DEA creen que las compañías farmacéuticas o químicas producen fentanilo como una operación de tercer turno en fábricas ubicadas al sur de China. También creen que las organizaciones criminales transnacionales chinas, junto con otros actores criminales más pequeños, usan cargamentos de productos desviados para fabricar fentanilo en laboratorios rurales clandestinos. De allí son traídos a México y Estados Unidos.

La DEA en México afirma que todo el fentanilo que ingresa a los puertos mexicanos en los contenedores de envío usa etiquetas falsas. En mayo del 2015, por ejemplo, los funcionarios de aduanas chinos incautaron 46 kilogramos de fentanilo y 26 kilogramos de acetilfentanilo que había pasado por cinco compañías de transporte de carga diferentes antes de llegar a la aduana para ser embarcados a México.

Según las fuentes de la DEA en la Ciudad de México, la mayor parte del fentanilo o sus ingredientes que llegan de China ingresa por los puertos de Manzanillo y Lázaro Cárdenas. Pero un operativo realizado en septiembre del año pasado permitió la captura de un mexicano en posesión de 10 kilogramos de clorhidrato de fentanilo, una forma de sal del opioide sintético, en la India. Aquella nación, junto con China, proporciona la mayor parte de los precursores químicos utilizados en la fabricación de metanfetamina en México.

Los funcionarios estadounidenses creen que México es el principal centro de tránsito y producción de fentanilo en el hemisferio. Una vez que llega a México, el fentanilo puro se diluye o se mezcla con materia inerte como lactosa, dipirona o acetaminofeno. Los precursores químicos son trasladados a puntos cercanos a la Ciudad de México, Guadalajara y Culiacán. El fentanilo se empaqueta y se envía con otros medicamentos. Estas cargas de drogas múltiples se transportan por tierra, aire o mar hacia el norte hasta la frontera, donde se cruzan en vehículos individuales, camiones de contenedores o por medio de “mulas”. Tijuana es el punto de cruce para el fentanilo.

De nueve incautaciones de fentanilo en agosto del 2018 a lo largo de la frontera de San Diego, por ejemplo, cinco estaban en forma de píldora. Tiene un costo de 32,000 dólares 1 kilogramo de fentanilo y, de acuerdo con las autoridades estadounidenses, alcanzaría para fabricar 1 millón de píldoras falsificadas, que generarían 20 millones de dólares, si llegaran a las calles.

EFECTOS SECUNDARIOS

DEFINICIONES. La secretaria Olga Sánchez Cordero presidió la sesión extraordinaria de la Junta de Gobierno del Instituto Nacional de las Mujeres. El punto 6 de la orden del día versaba sobre la aprobación de la terna que será propuesta al Ejecutivo federal, para que designe a la titular del organismo, acéfalo desde hace 11 meses. Por unanimidad, en la lista quedaron Nadine Gasman, Patricia Olamendi y Candelaria Ochoa.

DESPEJADOS. El exdiputado independiente Manuel Clouthier Carrillo anunció su retiro definitivo de la política electoral y su reincorporación a la iniciativa privada. “No buscaré ya ningún puesto de elección popular y con esto cierro un ciclo en mi vida”, determinó el político culiacanense justo cuando falta un año para que en Sinaloa tomen definiciones sobre el sucesor de Quirino Ordaz.