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Si vemos la gráfica del comportamiento del peso durante los dos últimos años, la verdad es que a la gran mayoría de los mexicanos nos provoca angustia, enojo, pesimismo y una larga lista de sentimientos negativos.

Pero hay un grupo de mexicanos que tienen exactamente los sentimientos contrarios: euforia, alegría y mucho optimismo. Y más allá del grupo de políticos opositores que ven en la desgracia de las finanzas nacionales su oportunidad de llegar al poder, hay personas que ganan de la depreciación del peso.

Claro que hay expertos en apostar en contra de la moneda mexicana y vaya que han hecho mucho dinero en estos tiempos, pero hay sectores más amplios que están de plácemes.

Están también los exportadores, al menos aquellos que no han sido víctimas de esta trampa de bajo crecimiento y estancamiento y que ven cómo sus productos, producidos en pesos, les reditúan cada vez más dólares.

Pero realmente hay un amplio, muy amplio, sector social que hoy la está pasando muy bien con la devaluación del peso.

Millones de mexicanos que viven en el extranjero envían miles de millones de dólares a sus familias en territorio nacional, lo que da poder de compra a millones de consumidores.

Las remesas, que básicamente son dólares que llegan de Estados Unidos, mantienen una tasa de crecimiento que lleva a estos recursos a niveles históricos. Y ante la desgracia del mercado petrolero y la desaceleración del sector industrial, las remesas se ubican como una de las principales fuentes de ingresos externos del país.

Pero lo mejor es que son los dólares mejor repartidos de la economía mexicana.

De acuerdo con el Banco de México, entre enero y septiembre pasados las remesas superaron 20,000 millones de dólares, eso implica casi 8% más que lo registrado en igual lapso pero del 2015.

Pero si lo medimos en términos de pesos, con todo y el efecto de la terrible devaluación, son recursos que implican algo así como 30% más pesos para todas esas familias que reciben esos billetes verdes.

Los consumidores que ganan en pesos y que ven las noticias del dólar apabullando al peso se muestran pesimistas como en pocas ocasiones. Mientras que aquellos que reciben las remesas puede ser que tengan poco tiempo de responder encuestas de expectativas de los consumidores porque andan de compras.

Las ventas de las tiendas de autoservicio y departamentales, el crédito al consumo y las ventas al menudeo en general contrastan con el pesimismo de los consumidores y en buena medida esto se debe a ese grupo de compradores activos que tienen buenos pesos en la bolsa, tras cobrar sus giros.

Habrá, eso sí, que estar pendientes del desempeño de las remesas durante el último trimestre del año ante el temor fundado de que Donald Trump gane las elecciones presidenciales en Estados Unidos.

Un eventual triunfo del republicano movería todas las expectativas financieras, tanto las nacionales como las personales, y eso puede alterar la cantidad de recursos que llegan.

Muchos compatriotas podrían disminuir sus envíos para hacer un guardadito en caso de que pudiera iniciar una cacería de mexicanos en aquel país.

Lo único garantizado es que los dólares que siguieran llegando vía las remesas darían muchos más pesos por dólar producto de la previsible nueva devaluación.