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Si pagó 50 millones de dólares en sobornos a autoridades de ambos lados del Río Bravo y tenía una fortuna calculada en 1,000 millones de dólares —hasta quiso comprar un equipo de futbol de la Liga inglesa—, ¿por qué Joaquín Guzmán Loera habría escapado por las cloacas de Almoloya? El periodista Don Winslow verbaliza lo que ya es una versión extendida: el Chapo no se fugó hace cinco años del penal de máxima seguridad.

“Lo dejaron salir para que pudiera intentar restablecer el orden”, afirma el autor estadounidense. Igual habría pasado hace 18 años, cuando escapó de Puente Grande. Aquella vez —según esta nueva versión de los hechos— ni siquiera tuvo que ocultarse en un cesto de ropa sucia.

Una conveniente narrativa avivó la leyenda del capo de Badiraguato: el niño que comenzó a trabajar a los ocho años en los campos de amapola y comenzó a vender su propia coca a los 15 para ayudar a su madre y se convertiría en benefactor de los pobres, puso en segundo término al pistolero sin escrúpulos que volvió a las rejas en 2014 luego de que el Mayo Zambada pactara la liberación de su hijo.

A diferencia de otros periodistas estadounidenses —Ioan Grillo y Noah Hurowitz, entre ellos— Winslow evita usar el alias del capo sinalonse. “El diminutivo —explica— lo hace parecer como uno de los siete enanos de Disney que silba mientras trabaja, en vez del serial killer que realmente es”.

Sus acercamientos al fenómeno del narcotráfico en México han sido a través de novelas de no ficción. El poder del Perroes la primera y cuando iniciaba su escritura, Guzmán Loera fue internado por primera vez en una cárcel federal de alta seguridad, en 1993.

Esa novela tardaría más tiempo en llegar a las librerías que el Chapo en Puente Grande. Y durante dos décadas, la guerra contra el narcotráfico en México ha dejado una estela sangrieta: más de 100,000 asesinatos y 22,000 desapariciones forzadas. En Estados Unidos, el boom de los opioides es otra manifestación del mismo oprobio.

Fuera de la prisión, el capo de Badiraguato impuso su hegemonía y otras organizaciones —principalmente el Cartel del Golfo y Los Zetas— fueron combatidos por el Chapo. Y al mismo tiempo, de acuerdo a esta nueva narrativa, los gomeros sinaloenses también entraron en guerra contra las grandes farmacéuticas.

En el cambio —reconocen— influyó por la legalización de la mariguana en Estados Unidos. Y desde luego, los conflictos en el Golfo Pérsico. La producción de la heroína mexicana, según Winslow, se incrementó 70% en el periodo y asociados con los colombianos, los capos mexicanos lograron incrementar la pureza de su producción.

La violencia del Chapo, pero también su vocación empresarial, son ahora observadas por los estadounidenses. Y es que además de introducir un producto con ventajas comparativas de la mercancía proveniente del oriente asiático, ajustó los precios del mercado y se convirtió en el jugador dominante.

En el 2014 murieron más estadounidenses —125 cada hora— por sobredosis de enervantes que en cualquier otro periodo en la historia de Estados Unidos. Justo el 21 de febrero de ese año, el Chapo era reaprehendido. Había pasado dos sexenios como el fugitivo más buscado por la justicia mexicana.

Desde entonces, autores y policías estadounidenses asumieron que las autoridades mexicanas prefirieron “pactar” con el Cartel de Sinaloa —una organización menos violenta y con más arraigo social que otros grupos criminales— y evitar un baño de sangre.

Tras del enjuiciamiento del Chapo en Nueva York y su sentencia a cadena perpetua, una nueva narrativa comienza a espacirse. Así lo demuestran textos recientes de los autores aludidos donde el personaje siniestro se difumina y emerge otro, atrabiliario y fútil, que fue reaprehendido por sus descuidos y su vanidad —incluida una operación en Tijuana para corregir su disfunción eréctil— pero sobre todo por su verdadera y única debilidad: sus hijas gemelas.

Efectos secundarios
SALDOS. El 9 de septiembre quedó programada la reunión del Diálogo Económico de Alto Nivel, el mecanismo binacional que sesionará en la Ciudad de México después de cinco años de una oprobiosa interrupción. Y en el otoño — de acuerdo a lo acordado en Palacio Nacional por los representantes de los gobiernos de México y Estados Unidos— ocurriría el encuentro entre Joe Biden y Andrés Manuel López Obrador. Fuentes de la Cancillería refieren que los contactos con el secretario Mayorkas y el consejero Sullivan no tuvieron temas vedados. ¿Ni siquiera la demanda interpuesta por el canciller Ebrard contra los fabricantes de armas en Massachusetts? Tras de la proclama unilateral del titular de la SRE sobre la caducidad de la Iniciativa Mérida —dicen las fuentes— no hay suspicacias de sus contrapartes “quedó constancia de que hay una muy buena actitud para replantear la cooperación en materia de seguridad”.

DETALLE. La Fiscalía General de Justicia de la CDMX vinculó al exalcalde de Coyoacán y exdiputado petista, Mauricio Toledo Gutiérrez, con la firma Consultoría Gestión Empresarial Lebrija, una outsourcing que las autoridades fiscales y financieras ya habían identificado como vehículo de turbiedades en otros casos polémicos, como el presunto fraude a la cooperativa de la Cruz Azul cometido por la directiva encabezada por Billy Álvarez y el robo de hidrocarburos.

CHATARRAS. Algunos pensaron que se trataban de ataques por la contienda electoral y por eso ignoraron las denuncias de policías municipales de Toluca sobre el deterioro de las unidades terrestres que recorren los barrios, los fraccionamientos y las zonas industriales de la capital mexiquense. El alcalde Juan Rodolfo Sánchez perdió la elección hace dos meses y ahora son los vecinos quienes reportan patrullas abandonadas, algunas sin llantas. El arrendamiento del parque vehicular de la Dirección de Seguridad Pública municipal fue contratado por la administración morenista con la firma Casofin por lo que las reparaciones tendrían que ser inmediatas y suficientes.