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Desde que Fernando Escalante Gonzalbo describió por primera vez, con cifras, que los operativos militares y policiacos aumentaban la violencia local en lugar de contenerla (Nexos, enero 2011), el mundo académico ha hecho un largo camino cuestionando el uso de la violencia directa, en especial la militar, como una respuesta eficaz del Estado al problema de la inseguridad.

En marzo del año pasado, en un artículo publicado también en la revista Nexos, con el mismo título que lleva esta columna, Laura Atuesta intentó la que probablemente es hasta ahora la mejor medición del fenómeno del aumento de la violencia por las intervenciones de las fuerzas de seguridad.

La pieza completa puede leerse aquí: https://bit.ly/2AOWGAZ.

Basada en la exploración estadística de una extensa base de datos de operativos en cientos de municipios del país, Atuesta pudo medir los incrementos sistemáticos de violencia que dejaba tras de sí cada operativo, tal como había sido la tesis de Escalante.

Los resultados, concluyó Atuesta, “son contundentes”. Cito: “El número de homicidios a nivel municipal sí se incrementa por la existencia de enfrentamientos entre fuerzas públicas y presuntos delincuentes en la ‘guerra contra las drogas’.

“Los efectos varían dependiendo de cuáles son las fuerzas involucradas y cuál es el periodo que se está analizando. Por ejemplo, un enfrentamiento adicional en un municipio promedio incrementa la violencia en 6% en un periodo de tres meses y en 2% en un periodo de un año.

“Si el enfrentamiento tuvo participación de las fuerzas armadas, el efecto se incrementa a 8%, y si tuvo participación específicamente de la Sedena, el número de homicidios a nivel municipal se incrementa en 9%”.

Dicho de otro modo: “La violencia en municipios donde hubo enfrentamientos entre la fuerza pública y el crimen organizado se incrementó en mayor medida que en los municipios en donde no se observaron éstos.

“Para ser más exactos, hablando en promedios, un 6% del total del incremento de los homicidios puede ser atribuible a la estrategia de seguridad actualmente vigente, y cuando hablamos específicamente de la participación de los militares este promedio se incrementa a 9%”.

Por esto, que se puede medir, votaron ayer los diputados.