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El proceso de vacunación para la prevención de un virus tan mortal como el Covid-19 no solo se remite a la protección de las zonas más habitadas y a la de nuestras amistades y familiares.

La acción directa de distribuir las distintas vacunas que el gobierno ha adquirido suma importancia y mayor relevancia cuando comienzan a aplicarse en las zonas más lejanas y peligrosas de nuestro país.

Si bien los contagios más inminentes son en las zonas conurbadas, cuando el plan de vacunación se acciona en las poblaciones indígenas y comunidades despobladas es cuando comienza a surtir un verdadero efecto.

México es un país tan grande que no nos damos cuenta que el verdadero esfuerzo de un gobierno es cuando cumple con el alcance de llegar a todos, sin divisiones, ni ningún tipo de distinción.

Las brigadas de salud llegaron hace unos días a la comunidad Pueblo Nuevo en el estado de Jalisco. Muchos de los habitantes de esta zona viven bajo la tormentosa presencia del crimen organizado, por lo que las rutas para llegar a ellos y las que ellos puedan tomar para caminar y acercarse a los puntos acordados, también resultan un riesgo inminente.

De acuerdo a cifras, el Covid 19 se llevado a casi 3 mil indígenas mexicanos, la mayoría adultos mayores entre 60 y 74 años.

Al fotoperiodista Alejandro Acosta, lo conocí hace unos años primero en Monterrey y después en la Ciudad de México cuando conformaba parte del equipo de fotógrafos del diario El Universal.

Siempre con buen ojo, sobre todo el deportivo y mucha energía sin saber canalizarla. De esos jóvenes que necesitan la pasión por delante para salir a fotografiar y en verdad, hacer un gran trabajo.

Durante este tiempo de vacunación, he visto muchas fotos pero sin historia propia. Claro, seguro no he visto todas y deben de haber muy buenas pero son pocos los fotoperiodistas que han salido a buscar una foto que transmita más allá de una mano colocando una jeringa e inyectando en la piel de un adulto.

No ha habido una foto que se desdoble por sí misma, sin la necesidad de un pie de foto, en el valor real de una avance médico de este nivel.

La fotografía se tomó durante una reunión del Consejo de Autoridades Tradicionales en la Comunidad de Pueblo Nuevo en el estado de Jalisco, donde se invitaron a adultos mayores a recibir la vacuna CanSino para la prevención del Covid19.

A pesar de que la invitación fue enviada para toda la comunidad, el miedo y la falta de información sobre los efectos de la vacunación, hizo que solamente fueran alrededor de 15 adultos, en su mayoría mujeres a recibir la atención médica.

Estuvieron presentes médicos de la propia comunidad Wixarika para poder establecer una comunicación más directa con la gente y sobre todo, derribar barreras ante una acción del gobierno.

Acosta observó, miró a detalle el entorno, puso sus ojos en él y se detuvo para recorrer la vestimenta, la mirada, los colores y la iluminación.

La luz cálida que entraba del exterior, el tono de piel del hombre, su sombrero, los detalles del pantalón, sus pies, su bastón, sus brazos cruzados y la propia enfermera.

El cuerpo del anciano sentado de manera derecha, las piernas juntas, sus brazos cruzados como en señal de que se protege a sí mismo. Las extremidades unas con las otras para no dejar entrar nada.

Su brazo al descubierto con su sweater arremangado, todo hacia arriba, porque seguramente bajo sus propios patrones la ropa no se quita, no se quedan al descubierto. Un hombre de corazón profundo que ama el conocimiento, como dice el significado de wixárika. Su sombrero de palma con las bolas de estambre, sus pulseras de chakira y su cubre bocas.

Coloca su brazo frente a la enfermera sin el más mínimo deseo de tener mayor contacto, su sabiduría está en sus manos, en sus pies desgastados por el caminar y la suela de sus sandalias, mientras que en su bastón se descubre su jerarquía en la comunidad.

Él es un hombre mayor, y como él muchos más caminaron más de cuatro horas para encontrarse en este espacio surreal.

Alejandro descubrió que no estaba allí por suerte, supo que era un momento especial por los múltiples significados que representa un hombre de esa edad de una comunidad como la wixakira y sobre todo para nuestro país.

En momentos como este, a los que ni usted ni yo tenemos acceso, es cuando vale la pena tener fotógrafos en todas las instancias para poder acercarnos y sobre todo, conocer el alcance que llega a tener el proceso de vacunación en nuestro país.

Una foto que tiene todo.

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Foto de Alejandro Acosta.