Urge pues que la presidenta Sheinbaum confirme su aceptación a la invitación canadiense a la cumbre del G7
Esos argumentos de comparar peras con manzanas de los votos de un solo partido político, en una elección manipulada con programas sociales, con el fracaso que refleja el abstencionismo en la elección judicial del domingo sólo sirve para que los voceros del sistema publiquen encabezados como “Votaron más en esta elección que por los partidos de oposición”.
Un estadista no debería reaccionar así ante un cambio de tal dimensión en la vida institucional del país. Lo que les conviene, aun con el control de todo el poder, es la reconciliación, porque la vida sigue y hay una larga lista de temas pendientes que requieren de una autoridad competente y atenta a lo que viene, que no pinta nada bien.
Otra vez hoy estamos en una de esas fechas fatales impuestas por Donald Trump en sus ocurrencias comerciales. Hoy entran en vigor los nuevos aranceles duplicados al acero y al aluminio, de 25 a 50%, y hoy también tienen como límite los países para hacer su “mejor oferta” negociadora con Estados Unidos.
Toda esa serenidad y paciencia en la relación con Trump, tan ausente en lo interno, necesita ya encontrar caminos que lleven a la definición del futuro de las relaciones comerciales con América del Norte.
Hay que saber si tantos viajes del secretario de Economía, Marcelo Ebrard, a Washington pueden derivar en algo más que concesiones temporales de tarifas más bajas de importación.
Es indispensable que la presidenta Claudia Sheinbaum anuncie ya su asistencia a la cumbre del G7, al que no pertenece México pero al que el primer ministro de Canadá, Mark Carney, invitó a la mandataria mexicana hace ya una larga semana.
Sheinbaum tiene que estar en Kananaskis, Alberta, Canadá el próximo 15 de junio para demostrar que es del máximo interés del gobierno mexicano pertenecer a ese mundo global.
Sheinbaum debe ser la cola del león y no esa insignificante cabecita de ratón que fue López Obrador al que le acomplejaban las reuniones entre pares del mundo.
Algo tendrán en común seis de los siete titulares del club de los países más ricos del mundo que se reunirán en poco más de 10 días en Canadá y eso es que todos son afectados por las mismas políticas comerciales de Donald Trump.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, con todo y sus bandazos en sus pronósticos, anticipa que las políticas comerciales de Donald Trump le van a causar al mundo una desaceleración económica, empezando por el propio Estados Unidos.
México, que además carga con factores internos de inestabilidad, como la elección judicial, será la economía que menos crezca en la región, con pronósticos muy cercanos al cero.
Entonces, es momento de que lleguen las definiciones y las acciones por parte de este régimen y decida si con todo y su mutilación democrática al Poder Judicial quiere insistir en conseguir la confianza de los inversionistas por su atractivo comercial.
Si es así, hay que definir posturas concretas frente al embate comercial de Donald Trump y es momento de dejarse ver a la par de los líderes mundiales.
Urge pues que la presidenta Sheinbaum confirme su aceptación a la invitación canadiense a la cumbre del G7.