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Pues ahí está. La inflación de la primera quincena de febrero es la más alta en más de una década para ese lapso, a pesar de que el Índice Nacional de Precios al Consumidor anualizado sigue por debajo de 3 por ciento.

Esto confirma que el Banco de México tomó las medidas monetarias y cambiarias de manera correctiva y no tanto de forma preventiva como se pretendieron vender.

Desde finales del año pasado iniciaron las presiones dirigidas al tipo de cambio del peso frente al dólar y con ellas las advertencias de traspaso a la formación de precios.

Porque puede ser que la depreciación del peso no tenga mucho que ver con la especulación con el precio de la tortilla, pero hay una relación directa entre los dólares tan caros y los precios de los automóviles, la tecnología o una gran cantidad de artículos de consumo importados.

Sin embargo, se dejaron correr las cosas en una actitud confiada a que el mercado se encargaría de corregir solo las presiones.

Hoy no sólo hay un traspaso, sino que además hay algo de velocidad en ello.

De los datos que dio a conocer el Inegi respecto del comportamiento de los precios en la economía mexicana, es hoy más valioso el dato de las tres primeras quincenas de este 2016, que la comparación anual.

Es también más importante poner atención en determinados subíndices que en la inflación general.

El componente que más elevó sus precios durante la primera quincena de este mes fue el agropecuario, con una inflación quincenal de 1.40%, dentro de ese subíndice el rubro de frutas y verduras aumentó 2.08 por ciento.

Con los productos del campo siempre serán muchos los factores que influyan en el comportamiento de sus precios, desde las bajas temperaturas que se registraron esos días hasta factores de temporal.

Pero es un hecho que aquí también pesa el tipo de cambio. Se lo digo por experiencia empírica propia: las manzanas importadas de Washington cuestan ahora 70 pesos en lugar de los 45 pesos de inicio de año. Es temporada pero también es costo de importación.

Las armadoras de autos han iniciado también un incremento en el precio de los vehículos que comercializan en México, estén o no ensamblados en nuestro país. Simplemente son productos cotizados en dólares.

El rubro de las mercancías también subió más que la inflación general y dentro de esa medición las mercancías no alimentarias están más arriba todavía.

Le ayuda al dato estadístico la baja en los precios de algunos productos controlados, como la gasolina Magna, o la afortunada deflación de los productos y servicios del sector de las telecomunicaciones.

La inflación de la primera quincena de febrero debe tomar un tono entre el amarillo y el rojo en el tablero de los factores de riesgo de la Junta de Gobierno del Banco de México. Las decisiones están tomadas y hoy se entienden mejor. El aumento de 50 puntos base en la tasa de interés hoy no sólo se justifica, sino que se antoja como el primero de más movimientos por venir en el corto o mediano plazo.

El uso de las reservas internacionales para frenar la especulación hoy tiene la patente para que, como la semana pasada, en un par de días se inyecten 2,000 millones de dólares.

Es, pues, un hecho que llegó la hora de que los banqueros centrales vayan espulgando las plumas de sus trajes de halcón y no permitan, bajo ninguna circunstancia, que nos vuelva a transgredir la inflación como nos sucedió repetidamente el siglo pasado.