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En la edición de Sin Fronteras de hace exactamente cuatro semanas titulada “La Fed se pone hawkish”, mencionábamos que la probabilidad de un alza en la tasa de interés de referencia por parte de la Fed en la reunión de marzo se había incrementado de manera considerable.

No obstante, en ese momento el escenario base seguía siendo que la Fed esperaría hasta junio para llevar a cabo el primero de los tres incrementos previstos por el mercado. Sin embargo, los sucesos de las últimas cuatro semanas han llevado a la Fed a un nuevo escenario base en el que el mercado está descontando casi a 100% un alza de 0.25% en la tasa de referencia en la reunión que concluye mañana miércoles al medio día.

Durante las últimas cuatro semanas, diferentes miembros de la junta de gobierno de la Fed han aprovechado sus intervenciones en distintos foros para subir el tono de sus declaraciones a favor de un incremento en esta reunión de marzo. Asimismo, estos funcionarios han estado mandando señales cada vez menos encubiertas de que la Fed podría subir las tasas en más de tres ocasiones durante este año.

A pesar de la gran incertidumbre que hay sobre el rumbo de la política fiscal y comercial de Estados Unidos, la evolución de ciertas variables económicas parece dejar muy poco espacio a la Fed para no actuar. Por un lado, la inflación ha venido repuntando —los precios al consumidor en enero registraron un aumento de 0.6% con respecto a diciembre y de 2.5% con respecto a enero del año pasado—.

Asimismo, la inflación subyacente (es decir, la que excluye factores volátiles como energía y alimentos) tuvo un aumento anual de 2.3% en enero. Ambos datos están por arriba del objetivo de 2.0% de la Fed.

A diferencia de otras ocasiones, el repunte en la dinámica inflacionaria no se gestó por choques exógenos del lado de la oferta, ya que se da en medio de un entorno de mayor fortaleza en el consumo reflejado en un muy sano desempeño en las ventas al menudeo durante los últimos meses. Sin embargo, el dato que acabó por convencer a los mercados de la inminente alza por parte de la Fed fue la publicación de las cifras de empleo correspondiente a febrero que ocurrió el viernes pasado.

Durante febrero se crearon 235,000 nuevos empleos —por arriba de la expectativa de 197,000— mientras que la tasa de desempleo bajó a 4.7 por ciento. Pero adicionalmente, la tasa de participación del mercado laboral tuvo una ligera mejoría a 63% y el salario promedio por hora creció 2.8% con respecto a febrero de hace un año.

La evolución de estos datos y el endurecimiento del discurso por parte de los miembros del FOMC denota una creciente preocupación de quedar detrás de la curva. La Fed tiene claro que durante los últimos años su política monetaria enfocada a evitar un escenario de deflación ha funcionado como motor para los mercados financieros.

Sin embargo, la Fed también está consciente que no actuar en las condiciones actuales podría alimentar una peligrosa burbuja financiera. Aunque la dependencia de los mercados accionarios a la política monetaria ha disminuido ante la expectativa de un mayor impulso fiscal y un impacto positivo por la desregulación de ciertos sectores, el comportamiento reciente de los mercados sigue siendo complaciente y vulnerable a un ajuste.

Aunque los mercados tienen descontado un incremento para el día de mañana, hay que estar atentos a las señales sobre futuros incrementos en el año. No obstante, la Fed probablemente maneje un lenguaje muy cauteloso ante la incertidumbre que aún rodea la política fiscal y comercial de la nueva administración.