Elecciones 2024
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El Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal de Estados Unidos (FOMC, por su sigla en inglés) dará a conocer su último anuncio de política monetaria del año, para el cual el mercado está anticipando un incremento de un cuarto de punto en la tasa de interés de referencia.

La expectativa de mercado está fundamentada en: I) el hecho de que la votación en la última decisión de política monetaria fue la más cerrada en los últimos años; II) la información contenida en las minutas de la reunión de noviembre que revelan preocupación de que la Reserva Federal (Fed) pueda quedar “detrás de la curva”; III) las intervenciones públicas de diversos miembros del FOMC mandando señales de un alza inminente, y IV) el buen comportamiento en general de los indicadores económicos los últimos meses.

En este último punto, podemos destacar el buen ritmo de creación de empleo a partir del pequeño bache que hubo a mediados de año, un repunte en la confianza del consumidor que ha alcanzado su nivel más alto en casi dos años y una mejoría en el crecimiento de la productividad. Estos factores, aunados a una continua recuperación de los salarios reales, deben darle suficientes razones para reanudar el ciclo de alzas.

Hay que recordar que la Fed ha tratado, desde diciembre del año pasado que realizó el primer aumento en la tasa desde el 2007, de avanzar en un ciclo de normalización de la política monetaria, llevando las tasas a un nivel más en línea con el ritmo de crecimiento actual de la economía y la situación del mercado laboral.

Sin embargo, el segundo movimiento al alza se ha visto frustrado por diferentes factores.

En la reunión de enero, por el fuerte incremento a la aversión al riesgo en los mercados internacionales que trajo consigo una agresiva apreciación del dólar.

En la reunión de marzo, los mercados ya estaban en fase de recuperación; sin embargo, la debacle de enero y febrero estaba aún muy fresca.

En abril, los datos de creación de empleo comenzaron a mostrar una desaceleración importante, obligando a la Fed a mantener la pausa monetaria. Para junio, los datos de empleo de mayo confirmaron que la creación de empleo se había desacelerado a su nivel más bajo desde el comienzo de la recuperación, lo que obligó de nuevo a la Fed a posponer el alza.

Para la reunión de julio, los datos de empleo ya mostraban una recuperación muy importante, pero la sorpresiva votación a favor del Brexit el 23 de junio en el Reino Unido provocó un endurecimiento de las condiciones financieras a nivel global que orilló nuevamente a la Fed a mantener la tasa sin cambios. Para la reunión de septiembre, ya se respiraba una mejoría relativa en las condiciones financieras a nivel global y había evidencia de una recuperación en la actividad económica y la creación de empleo en Estados Unidos (a pesar de que el dato de agosto estuvo por debajo de lo esperado por el mercado). Asimismo, se comenzaba a gestar un repunte en la dinámica inflacionaria (aunque la inflación seguía estando por debajo de la meta de la Fed).

Sin embargo, la cercanía de las elecciones seguramente pesó en la decisión de la Fed de posponer su primer incremento desde diciembre del año pasado hasta después de las elecciones.

No obstante, la cerrada votación en la decisión de política monetaria de la Fed de noviembre y la redacción del último comunicado que explícitamente argumenta que el caso a favor de subir las tasas se ha fortalecido, apuntan a que, a menos de que ocurra alguna sorpresa mayúscula, la Fed subirá la tasa de referencia en por lo menos 0.25% esta semana.

El mercado está consciente de que parece haber un consenso entre los miembros del FOMC, que posponer el alza puede alimentar una burbuja en los mercados financieros y colocar a la Fed detrás de la curva.