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Este miérecoles, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) concluyó su quinta reunión de política monetaria, elevando la tasa de interés de referencia en un cuarto de punto y fijándola en un rango de 5.25% – 5.50%, su nivel más alto en 22 años.

Aunque el aumento estaba totalmente descontado por el mercado, la atención de los especialistas estaba enfocada sobre el contenido del comunicado y el tono de la conferencia de prensa del presidente de la Fed, Jerome Powell, buscando señales sobre el posible fin del actual ciclo alcista.

El comunicado fue prácticamente idéntico al de la decisión del 15 de junio en la que la Fed dejó la tasa sin cambios.

Dentro de los pocos cambios, la Fed consideró que la actividad económica se ha estado expandiendo a un ritmo moderado mientras que en el comunicado anterior había calificado el ritmo como modesto.

La Fed reiteró que la creación de empleo sigue siendo robusta y que la inflación se mantiene en niveles elevados y lejos de su objetivo. Adicionalmente, el comunicado volvió subrayar que la salud del sistema bancario es sólida a pesar del impacto del alza en tasas en la situación de liquidez y solvencia en algunos bancos regionales.

Además, la Fed volvió a destacar que el endurecimiento en las condiciones de otorgamiento de crédito derivada del alza en tasas y de un menor dinamismo en la oferta de crédito por parte de los bancos regionales, tendería a generar un impacto negativo sobre la actividad económica, cuya magnitud todavía no se puede dimensionar adecuadamente.

Finalmente, la Fed mencionó que continuará evaluando la información económica y que a partir de ahí considerará si es conveniente seguir restringiendo la política monetaria para alcanzar su meta de inflación de 2 por ciento.

Esto significa que la Fed seguirá reduciendo el tamaño de su balance, retirando liquidez del mercado, y que mantiene viva la posibilidad de un nuevo aumento de un cuarto de punto en la tasa de fondeo en la próxima reunión de política monetaria programada para septiembre.

Aunque la inflación ha bajado, esto se debe principalmente a la disminución en los precios de un conjunto de bienes (como los commodities alimenticios y energéticos, y los autos usados, entre otros), cuyas cadenas de suministro se han normalizado después de verse afectadas por la pandemia o por el conflicto entre Rusia y Ucrania.

Mientras tanto, los precios de los servicios y de otros bienes siguen mostrando incrementos importantes. Fuera del mercado inmobiliario, en donde el incremento en las tasas de interés ha provocado una fuerte desaceleración, la política monetaria restrictiva de la Fed todavía no se hace notar del todo.

El mercado laboral sigue en pleno empleo y con un número de vacantes que excede fácilmente al número de personas desempleadas. Aunque esta brecha ha venido disminuyendo, sigue habiendo una escasez histórica de trabajadores.

Esto ha contribuido a que los salarios sigan creciendo a una tasa muy saludable. Si bien es cierto que el crecimiento nominal se ha desacelerado, los salarios están creciendo en términos reales (es decir ajustados por inflación) por primera vez desde el 2019.

En este sentido, Powell mencionó que el camino para alcanzar la meta de inflación probablemente requiera un periodo de crecimiento económico por debajo de tendencia, acompañado de una situación menos robusta para el mercado laboral.

En opinión de este columnista, esto significa que, a menos de que la inflación dé una sorpresa positiva en las dos lecturas previas a la reunión de política monetaria de septiembre o que el mercado laboral comience a mostrar debilidad, la Fed volverá a incrementar la tasa en septiembre.

Sin embargo, el mercado de futuros de tasa asigna una probabilidad de tan sólo 20% a este escenario, cifra muy similar al 18% que se observaba antes del anuncio de ayer de la Fed.