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Ayer, la Fed dio a conocer su penúltimo anuncio de política monetaria del año, incrementando la tasa de fondeo en tres cuartos de punto por cuarta ocasión consecutiva, para ubicarla en un rango de 3.75 a 4.0%, tal y como lo esperaba el mercado (el mercado asignaba una probabilidad de 87% a este escenario).

No obstante, la atención de los mercados estaba más enfocada en los comentarios del presidente de la Fed, Jay Powell, y en el contenido del comunicado de prensa, buscando señales sobre los próximos movimientos del banco central.

Hasta antes del anuncio, el mercado no tenía claro si el siguiente movimiento en la última decisión de política monetaria agendada para el 14 de diciembre sería nuevamente de tres cuartos de punto o de medio punto ya que el mercado estaba asignando una probabilidad implícita prácticamente idéntica para ambos escenarios.

Para la reunión de febrero del 2023, el mercado de futuros asignaba una probabilidad de 47% a que la tasa de fondeo estaría en un rango de 4.75 a 5.0% y 26% de probabilidad a que se ubicaría en un rango de 5.0 a 5.25 por ciento.

En pocas palabras, después del incremento de 0.75 puntos porcentuales de ayer miércoles, el mercado tenía descontados incrementos de por lo menos un punto porcentual adicional de aquí a febrero, seguidos de un periodo sin cambios adicionales en la tasa durante casi todo el 2023.

Bajo este escenario en el que la Fed estaría relativamente próxima a concluir su ciclo alcista, el mercado había tenido una recuperación importante en las últimas semanas.

Sin embargo, el contenido del comunicado y los comentarios de Powell en la conferencia de prensa transmitieron un mensaje más hawkish (restrictivo) al esperado por el mercado.

En concreto, Powell dijo que el momento para bajar la guardia aún no llega y que en las próximas reuniones discutirán una moderación en el ritmo de los incrementos, pero no en hacer una pausa.

El mensaje fue claro: las tasas podrían subir más de lo que hasta ahora tenía descontado el mercado. Inmediatamente después del anuncio y la intervención de Powell, la probabilidad de un alza de tres cuartos de punto para la reunión de diciembre pasó de 50 a 57%, mientras que la probabilidad de que la tasa se ubique en un rango de 4.75 a 5.0% en febrero subió de 47 a 51 por ciento.

En las últimas semanas, los mercados han estado evaluando la salud de la economía con base en las publicaciones más recientes de datos clave como el empleo y el PIB. Aunque estos datos miran hacia atrás, su desempeño hasta ahora muestra que la economía ha podido asimilar los incrementos de tasa sin un deterioro inmediato.

Sin embargo, es importante entender que la política monetaria suele tener un efecto rezagado sobre la actividad económica y que la magnitud del aumento en tasas que hemos visto desde que comenzó este ciclo de alzas en marzo es el de mayor magnitud en un periodo tan corto desde 1980.

Hasta ahora, el único segmento de la economía que ha tenido un impacto tangible derivado del alza en tasas es el de la inversión privada residencial que en el tercer trimestre se desplomó 26% anual contra el segundo trimestre.

La inversión residencial registra seis trimestres consecutivos de contracción y las caídas han venido acelerándose considerablemente en los últimos dos trimestres a raíz de los fuertes incrementos en los costos de las hipotecas.

En la sesión de preguntas y respuestas que siguió al anuncio de política monetaria, Powell reconoció que el escenario de aterrizaje suave para la economía se ha complicado.

En nuestra opinión, el mensaje de la Fed refrenda nuestra postura de que un aterrizaje suave para la actividad económica es cada vez menos probable, mientras que la probabilidad de que la Fed tenga que provocar una recesión para meter la inflación en cintura sigue creciendo.