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Este miércoles se dará el primer anuncio de política monetaria del año por parte de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos.

Aunque el mercado tiene totalmente descontado que la Fed dejará la tasa sin cambios, la atención del mercado está centrada en el contenido del comunicado de prensa y el discurso del presidente de la Fed, Jay Powell.

En este sentido, el mercado está esperando que la Fed muestre una postura más acomodaticia (dovish) que la observada en el mensaje de la reunión de diciembre.

Vale la pena recordar que, previo a la reunión de diciembre, el mercado anticipaba que la Fed incrementaría la tasa en un cuarto de punto a un rango de 2.25 a 2.50%, tal como sucedió, y que además señalaría que con dicho movimiento estaría prácticamente concluyendo el actual ciclo de alzas que comenzó en diciembre del 2015.

Sin embargo, la Fed decepcionó a los mercados anticipando una postura más restrictiva a lo esperado, en la que daba a entender que podría realizar un par de incrementos de tasa adicionales en el 2019 y que mantendría su programa de normalización del tamaño de su balance intacto.

La reacción de los mercados fue brutal, el S&P 500 cayó 9%, mientras que el Dow Jones perdió 8.7% de su valor, su peor diciembre desde 1931.

El comportamiento de los mercados daba a entender que la Fed estaba a punto de cometer un error garrafal al seguir restringiendo su política monetaria —incrementando las tasas de interés y revirtiendo su programa de estímulos cuantitativos— en un momento en el que la economía global está entrando en una fase de desaceleración generalizada, lo cual podría contribuir a detonar una recesión.

Asimismo, el mercado se sintió confundido porque el mensaje de la decisión de política monetaria de diciembre no fue consistente con las intervenciones previas a dicha decisión, en las cuales Powell y otros miembros habían expresado que las tasas de interés estaban cerca de un nivel neutral.

Después del desastre de diciembre, diversas intervenciones por parte de miembros de la junta de gobierno de la Fed y la publicación de las minutas de dicha reunión han matizado de manera importante el mensaje que generó el pánico de diciembre.

Tanto en las minutas como en dichas intervenciones, se ha percibido un tono más dovish, reconociendo que la economía global está en desaceleración y que los riesgos tienen un claro sesgo a la baja.

La Fed debe ser sumamente cuidadosa con el lenguaje que utilizará en el anuncio de política monetaria de este miércoles.

La Fed está prácticamente obligada a desempeñar un acto de equilibrismo en el que mantenga una postura flexible en sus opciones de política monetaria.

Por un lado, debe reconocer que el contexto global presenta mayores riesgos de desaceleración y que la economía de Estados Unidos también se desacelerará.

Sin embargo, el lenguaje debe reiterar que el desempeño económico es aún sólido y que la desaceleración se debería dar de manera gradual y ordenada.

El mensaje de la Fed debe ser consistente con lo expresado por los miembros de la junta de gobierno en sus más recientes intervenciones, y transmitir que las decisiones futuras de política monetaria dependerán del desempeño de los datos económicos y que la Fed está lista para tomar una postura más acomodaticia en caso de ser necesario.

Otro factor que puede introducir cierto ruido a la decisión de la Fed es que con el recién concluido cierre parcial del gobierno se dejaron de publicar algunas cifras económicas importantes, como las ventas al menudeo, órdenes de bienes duraderos y los datos de inicios de construcción.

Aunque la Fed podría realizar alzas adicionales en el 2019, pareciera que, en ausencia de choques, refrendará el mensaje de que está muy cerca de concluir su ciclo de alzas. De lo contrario, el mercado podría responder de manera negativa.