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A pocas semanas de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) revisara sus estimados de crecimiento global a la baja por primera vez en dos años, los datos más recientes de la economía global confirman que la desaceleración ha comenzado. En octubre, el FMI revisó los estimados de crecimiento global de 3.9 a 3.7% para el 2018 y el 2019 y destacó la existencia de riesgos que hacen probable una nueva revisión a la baja en los próximos meses.

Aunque no es ninguna sorpresa que la fase de crecimiento más amplia y robusta impulsada por la actividad industrial y el consumo durante los últimos 24 meses comienza a demostrar cierta vulnerabilidad, la desaceleración parece estar materializándose antes de lo esperado. A pesar de que los indicadores de la economía más grande del mundo, Estados Unidos, mantuvieron un crecimiento robusto en el tercer trimestre de este año, la actividad económica en China, Japón y Alemania (las economías dos, tres y cuatro del orbe) experimentaron una desaceleración mayor a la esperada.

En el caso de China, el consumo durante el mes de octubre se desaceleró a su ritmo más lento desde junio, confirmando lo que los datos del PIB del tercer trimestre nos habían adelantado: China está creciendo a su tasa más baja desde la crisis financiera del 2008-09.

A pesar de las crecientes tensiones comerciales entre China y Estados Unidos, la desaceleración en la economía china no tuvo nada que ver con su sector exportador. Es más, las exportaciones mantienen un ritmo de expansión vigoroso reflejando una mayor demanda de productos chinos en anticipación al incremento en las tarifas por parte de Estados Unidos en los próximos meses.

La desaceleración de la economía china está totalmente relacionada a factores internos, entre los cuales destaca el esfuerzo del gobierno chino por restringir el crédito para controlar lo que podría convertirse en una burbuja de endeudamiento en el sector privado y las empresas paraestatales.

En el caso de Japón y Alemania, la situación fue más allá de una desaceleración, entrando en territorio de contracción. En cuanto a Japón, la contracción de 1.2% es parcialmente explicada por un sismo y un tifón que provocaron disrupciones en las cadenas productivas, mientras que en Alemania la economía se contrajo 0.8%, afectada por la implementación de nuevos estándares de emisiones de carbono en la industria automotriz que afectaron la producción.

Aunque estos impactos temporales podrían ser revertidos en el cuarto trimestre y la desaceleración china no es algo nuevo, la amenaza de un mayor endurecimiento de la política comercial de Estados Unidos está empezando a impactar los niveles de confianza. Asimismo, el regreso de la volatilidad a los mercados financieros en un entorno de tasas de interés más altas en Estados Unidos está generando un endurecimiento en las condiciones financieras a nivel global.

A pesar de que la economía americana mantiene un crecimiento robusto, la mayoría de los especialistas anticipa una desaceleración que podría comenzar a materializarse a partir del primer trimestre del 2019 y profundizarse hacia la segunda mitad del año.

Aunque el escenario de una recesión global en el corto plazo es poco probable, también lo es uno de mayor dinamismo en la economía global.