Elecciones 2024
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La victoria de Trump fue construida sobre los cimientos de la polarización. Algunos de los sentimientos que dieron sustento a esa candidatura también existen en nuestro país: el hartazgo social y el enojo con los políticos de siempre. Y, sin embargo, la receta de Trump no aplica en México.

La clave del éxito de Trump fue anclar la polarización política en la animosidad social. Desde las primarias, logró identificar los temas clave para mover al sector de electores que lo llevó a la presidencia: hombres blancos sin educación universitaria. A ellos les habló a lo largo de la campaña y lo hizo en oposición a los supuestos responsables de sus problemas o temores.

La sociedad norteamericana está profundamente dividida. Las posiciones ideológicas y partidistas están más distanciadas y enfrentadas que en cualquier otro momento de las últimas décadas. La distribución de los electores en el eje liberal-conservador ya no asemeja una “V” invertida sino una “M”, con dos picos en los extremos y un centro hundido (Pew Research Center, 12/06/2014).

En México, la distribución de los electores en el espectro ideológico no se concentra en los extremos, sino que tiende hacia el centro. Además, las diferencias ideológicas no tienen bases sociales tan claras como en Estados Unidos. Por ello no sorprende que, según las encuestas, todos los partidos encuentran apoyo en todos los grupos sociodemográficos.

Por supuesto, existen temas religiosos o de clase social que podrían polarizar a la sociedad. Pero por el momento no hay, una vez cerrado el debate sobre el matrimonio igualitario, una causa religiosa activa y la apuesta por la confrontación entre pobres y ricos ya ha mostrado que más que sumar, resta electoralmente.

Por ello, aunque en 2018 las fuerzas anti-establishment seguramente se harán sentir y confrontarán a la gente con la “mafia del poder” o con los políticos de siempre, es improbable que algún candidato opte por un grupo social y excluya a los demás, como lo hizo Trump. La apuesta será por la polarización política, mas no por la social.