Elecciones 2024
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Durante su participación en el Foro Impulsando a México: crecer en tiempos de desafío, organizado por el Grupo Financiero Interacciones, el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, aseveró: “Hablemos bien de México. No les estoy pidiendo que hablen bien del Gobierno. Cada quien tendrá su opinión sobre el Gobierno, sobre el desempeño; si hemos cumplido o no. Yo tendré mi propia convicción. Y repito, no caigo en autocomplacencias. Soy el primero en reconocer fallas, errores, desaciertos, pero, también, reconocer avances y logros que hemos tenido. Pero ello ha sido en un único propósito, en una sola tarea y misión que me propuse como Presidente de México, que es ésta, repito, la posición de mayor privilegio que pueda haber para alguien que se dedica a la vida pública, el ser Presidente de su Nación. Y estoy seguro que los anteriores Presidentes, también no han tenido otra misión más que esa, que a México le vaya bien. Nadie despierta, un Presidente no creo que se levante, ni creo que se haya levantado pensando, y perdón que lo diga, cómo joder a México. Siempre han pensado en cómo hacer las cosas bien para México”.

Con excepción de los puntos y aparte que yo transformé en puntos y seguido, el entrecomillado que acaba usted de leer es una transcripción exacta de lo escrito en la página oficial de la Presidencia de la República sobre las palabras pronunciadas por Peña Nieto en el evento precitado. No quise, como otras veces y con otros personajes de la política nacional, hacer, entre paréntesis, comentarios burlescos o con una dosis, en mal estado, del líquido blanco que segregan las mamas de las hembras de los mamíferos para alimentar a sus crías y que, en algunos casos y de determinadas especies, el ser humano aprovecha para alimentarse. Tradúzcase: mala leche.

Prefiero que el lector saque sus propias conclusiones sobre algunos actos fallidos contextuales y la sintaxis empleada por el Ejecutivo federal. La manera de formular su discurso indica la posibilidad de que el mexiquense haya abandonado su adicción al teleprompter y que esté improvisando en sus intervenciones habladas. Ahora sólo le hace falta hacerlo con las reglas gramaticales correctas. Aunque para haber leído muy poco durante su vida se ve que le está echando ganas. Esta última frase la escribí con el afán de hacer notar que el redactor no sólo se fija en lo negativo sino también en las cosas buenas que casi no se cuentan, “pero cuentan mucho”.

Regreso a la frase que en boca del Primer Mandatario causó impacto: Ningún presidente se ha levantado por la mañana pensando cómo joder a México. Creo que Peña no debió pluralizar. A él no le consta si Salinas de Gortari un día despertó y antes de ponerse la bata para ir al baño, pensó: “hoy voy a joder a México, y perdón que lo diga, me chingaré la mitad de la partida secreta”. Como tampoco sabe si Zedillo en pijama, apenas abriendo los ojos, dijo para sus adentros: “Aunque se joda México, venderé lo que queda de los ferrocarriles nacionales a la empresa Kansas City Southern para la que trabajaré cuando termine mi periodo de gobierno”. Tampoco es adivino para estar cierto si un día la señora Marta se acercó a su marido que dormía y lo despertó para que le diera un trago al té (de toloache) que le llevó a la cama: “Anda, Vicente, dale un trago a tu té, vas a sentirte muy bien”. Éste —como siempre— la obedeció. “Sabes, pollito —expresó la chaparrita de oro—, estuve pensando por qué no les das permiso a mis hijos de hacer unos negocios con Pemex”. “Pero, Marta, eso puede joder al país” —pudo replicar el alto vacío y enseguida darle un trago largo al té para luego espetar—: “No importa, de que se joda México a que tus hijos sean pobres, que se joda México”. Así como es imposible que estuviera al tanto de la mañana en la que Felipe Calderón, un tanto cuanto crudo, abandonó la cama con la idea de declararle la guerra al crimen organizado y sacar al Ejército de sus cuarteles aunque supiera que con su acción iba a joder el país.

Lo que sí es probable es que Peña Nieto no se haya propuesto joder a la patria; por ese motivo la campaña publicitaria del gobierno que él preside tiene como eslogan “Mover a México” y no “Joder a México”.

Lo dicho por el inquilino de Los Pinos posiblemente produzca en la sociedad mexicana la percepción de que es un hombre bien intencionado pero que ha cometido errores que han jodido —en su acepción de fastidiar o dañar— al país. Él mismo reconoció en julio del presente año, cuando puso en marcha el Sistema Nacional Anticorrupción y pidió perdón por la indignación generada por el caso de la Casa Blanca: “No obstante que me conduje conforme a la ley, este error afectó a mi familia, lastimó la investidura presidencial y dañó la confianza en el gobierno”.

Aquí debo reconocer que el nativo de Atlacomulco es de todos los presidentes que recuerdo —desde López Mateos hasta la actualidad— el único que ha practicado la autocrítica. Nota: otra frase perteneciente al capítulo “las cosas buenas no se cuentan, pero cuentan mucho”. Al César lo que es del César y a Dios… hasta el próximo martes.